Reportaje:

La ciudad inventada por el arte

Una performance de Vanessa Beecroft, protagonizada por 50 modelos brasileñas desnudas, inaugura hoy, con un año y medio de retraso, la XXV edición de la Bienal de São Paulo, una de las más veteranas del mundo. Hasta el 2 de junio, 190 artistas de 70 países presentan sus obras, muchas de las cuales han sido concebidas para este evento, en las tres plantas de acero y cristal del edificio diseñado por Oscar Niemeyer en el parque de Ibirapuera. Un espacio equivalente a seis campos de fútbol, donde se juega uno de los principales partidos de la liga del arte contemporáneo. Atrás quedan la cr...

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Una performance de Vanessa Beecroft, protagonizada por 50 modelos brasileñas desnudas, inaugura hoy, con un año y medio de retraso, la XXV edición de la Bienal de São Paulo, una de las más veteranas del mundo. Hasta el 2 de junio, 190 artistas de 70 países presentan sus obras, muchas de las cuales han sido concebidas para este evento, en las tres plantas de acero y cristal del edificio diseñado por Oscar Niemeyer en el parque de Ibirapuera. Un espacio equivalente a seis campos de fútbol, donde se juega uno de los principales partidos de la liga del arte contemporáneo. Atrás quedan la crisis que retrasó la celebración de la actual edición y la polémica que culminó con las dimisiones impuestas al que debía ser su comisario, Ivo Mesquida.

'En un universo multipolar ya no queda lugar para el pensamiento hegemónico y eurocéntrico', afirma Alfons Hug

Como un ave fénix, la Bienal de São Paulo vuelve con un ambicioso programa diseñado por el alemán Alfons Hug, que ha reunido un amplio abanico de propuestas bajo el genérico título de Iconografías metropolitanas. 'El título no hace referencia sólo a la imagen de la metrópolis en el arte actual, sino a cómo la energía urbana influye en los artistas. Hoy, como hace un siglo, la ciudad determina en gran medida el perfil de sus prácticas artísticas. Si el arte aún tiene una función, es reducir el drama urbano y crear un espacio no jerarquizado', ha explicado a Babelia Alfons Hug, que dirigió varias sedes del Goethe Institute en África y América Latina.

Entre las más de cincuenta bienales que se celebran en el mundo, São Paulo es la única que, como Venecia, mantiene las representaciones nacionales, en este caso restringidas a un artista por pabellón, elegido por un comisario, designado a su vez por el respectivo Ministerio de Cultura, que por supuesto se hace cargo de la financiación del proyecto. 'Desde mi nombramiento en febrero de 2001 he trabajado para que hubiese una estrecha sinergia entre las exposiciones de la bienal y los pabellones nacionales, de modo que el tema de la ciudad fuese desarrollado desde todas sus perspectivas. En este caso, la multiplicidad de los enfoques nacionales no provoca una confusión temática, sino que depara gratas sorpresas', afirma Hug, señalando el pabellón vietnamita, donde Jun Nguyen-Hatsushiba presenta el vídeo de una surrealista carrera de rickshaw debajo del agua y el taiwanés con las fotografías de Chien-Chi Chang, que restituyen la dignidad a los enfermos mentales encadenados unos a otros.

Nunca en el pasado la Bienal de

São Paulo registró una presencia tan numerosa de artistas africanos y asiáticos. 'Además de intensificarse el diálogo norte-sur, queremos establecer puentes entre las culturas no europeas a lo largo de una línea sur-sur. En un universo multipolar ya no queda lugar para el pensamiento hegemónico y eurocéntrico', afirma Hug, que ha querido enfatizar la presencia africana con una selección de vídeos realizada por Marcel Odenbach.

La muestra principal de esta edición se estructura alrededor de 11 metrópolis reales: São Paulo, Caracas, Nueva York, Johanesburgo, Estambul, Pekín, Tokio, Sydney, Londres, Berlín y Moscú, cada una representada por cinco artistas sin importar su nacionalidad. Los hay consagrados, como Mariko Mori, Gillian Wearing o Shirin Neshat; emergentes, como Boris Mikhailov y Frank Thiel, y también prácticamente desconocidos. El proyecto concluye con la metrópolis número 12, la Ciudad de la Utopía, basada tanto en la creación de nuevos espacios como en la redefinición de las relaciones interpersonales. 'Las ciudades actuales son proyectos económicos, políticos e incluso militares, mientras que la Ciudad número 12 es una propuesta ética y estética', explica Hug, que ha elegido para esta sección 12 artistas. Destacan Carsten Höller, con sus objetos flotantes de cristal; el grupo cubano Los Carpinteros, con la reconstrucción de una torre de vigilancia, y la china de Boston Sarah Sze, que transforma los desechos del consumismo en refinadas instalaciones aéreas, donde podría trepar perfectamente el pequeño acróbata de Klee.

Respecto a las ediciones anteriores, desaparece la sección histórica, mientras se mantienen los Projects Rooms reservados a creadores especialmente relevantes (Sean Scully, Jeff Koons, Julião Sarmiento y Thomas Ruff, entre otros) y la sección brasileña con 30 artistas seleccionados por Agnaldo Farias.

Para representar a España, la elección de Alicia Chillida no podía ser más acertada, ya que toda la trayectoria artística del malagueño Rogelio López Cuenca se centra en el análisis de las ciudades y de la vida de sus habitantes. En este caso, el artista realiza un acercamiento poético a la historia de São Paulo, con un recorrido formado por documentos históricos, imágenes aparentemente publicitarias, realizadas por el mismo artista, y un vídeo que recrea un metro global mezclando las redes de las principales ciudades del mundo. 'El proyecto hace alusión también a las anticiudades, cuyo arquitecto es la especulación. Zonas residenciales con sus centros comerciales y complejos para el ocio, concebidas como islas para que los grupos sociales no se mezclen', explica el artista, que, durante sus investigaciones en los archivos de São Paulo, ha elegido textos en todos los idiomas de los inmigrantes y también en guaraní, la lengua de los indígenas.

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