Reportaje:

Los Oscar vuelven al corazón de Hollywood

Las medidas de seguridad y las críticas a 'Una mente maravillosa' marcan la 74ª edición de los premios

Las medidas de seguridad y las críticas a 'Una mente maravillosa' marcan la 74ª edición de los premios

Dos elefantes de siete toneladas, sentados a 25 metros de altura sobre unas columnas seudobabilónicas, son testigos mudos de la agitada 74ª edición de los Oscar. Los gigantes de cemento blanco, homenaje a los viejos decorados de un monumento del cine fundacional, Intolerancia, de D.W Griffith, custodian el pastiche decó que alberga el teatro Kodak, nueva sede del escaparate más importante de Hollywood: la gala de los Oscar. El cambio de escenario -ahora en pleno corazón d...

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Las medidas de seguridad y las críticas a 'Una mente maravillosa' marcan la 74ª edición de los premios

Dos elefantes de siete toneladas, sentados a 25 metros de altura sobre unas columnas seudobabilónicas, son testigos mudos de la agitada 74ª edición de los Oscar. Los gigantes de cemento blanco, homenaje a los viejos decorados de un monumento del cine fundacional, Intolerancia, de D.W Griffith, custodian el pastiche decó que alberga el teatro Kodak, nueva sede del escaparate más importante de Hollywood: la gala de los Oscar. El cambio de escenario -ahora en pleno corazón de Hollywood- y las secuelas que ha dejado en Estados Unidos el 11 de septiembre han desatado como nunca la histeria que tradicionalmente precede a la concentración de estrellas más glamourosa del planeta.

Las medidas de seguridad no tienen precedentes. El dispositivo policial organizado en torno a la gala, que se celebra el domingo por la tarde (madrugada del lunes en España), parece el de una cumbre internacional. Las calles que rodean al teatro están vigiladas desde hace semanas y desde ayer está prohibido el paso excepto para el personal acreditado. Los ensayos de la ceremonia se harán por primera vez a puerta cerrada.

Hollywood no está para sustos ni bromas. Ni siquiera sobre el escenario. El humor que siempre ha caracterizado la ceremonia también estará bajo control. Según filtraron ayer algunos periódicos locales, la Academia ha pedido a los guionistas, y en especial a su presentadora, la actriz Whoopi Goldberg, que eviten regodearse con ciertos temas considerados delicados. Se podrán mofar del caso Enron, pero no de la cleptomanía de la depresiva Wynona Ryder o el recién declarado lesbianismo de Rosie O'Donnell.

Dirigidos por primera vez por una mujer, la productora independiente Laura Ziskin, los Oscar han reducido este año el número de académicos invitados, de 5.600 a 3.300. 'El teatro es más pequeño en beneficio de la retransmisión televisiva, que será espectacular', asegura un miembro de la Academia. El teatro Kodak, vecino del hotel Roosevelt (en cuyo modesto salón de baile se ofreció en 1929 la primera gala de los Oscar), ha sido diseñado para una retransmisión que sólo en Estados Unidos siguen 72 millones de personas.

Dentro o fuera del patio de butacas, lo que ayer volvió a los titulares de los periódicos fue el caso Nash y el fuego cruzado que enfrenta a Miramax (que lleva la campaña de la película independiente En la habitación) y a Dreamworks-Universal (productores y distribuidores de Una mente maravillosa). La bronca está alcanzando niveles extraordinarios de ruido pese a basarse en hechos que en Estados Unidos no son nuevos. Todo empezó hace unos meses, cuando un publicista de Miramax telefoneó a un redactor de The Washington Post para hacerle notar que Matt Drudge, el reportero cibernético que destapó el caso Lewinski, había colocado en la Red un reportaje sobre las diferencias entre el auténtico John Forbes Nash y el dibujado en Una mente maravillosa. Nash, según la biografía autorizada de Sylvia Nasar (publicada en 1998), fue detenido por exhibicionismo en unos lavabos públicos, mantuvo varias experiencias homosexuales, abandonó a su primer hijo, extramarital, y era, al menos en otro tiempo, abiertamente antisemita. El Post se hizo eco del asunto, pero mencionando también el interés de Miramax por airearlo. Dreamworks-Universal, que ha basado parte de su publicidad en el supuesto carácter modélico del matemático que venció la enfermedad mental, considera que Miramax ha excedido todos los límites de la competencia y ha iniciado su propia campaña de denuncias contra la guerra sucia de sus rivales en la carrera por el Oscar.

La gravedad del choque ha impulsado a los productores de Una mente maravillosa a echar mano del recurso supuestamente definitivo: el propio Nash, el héroe que emergió de una esquizofrenia a tiempo para recoger un Nobel de Economía. Nash ha paseado por varias televisiones para exponer su versión de los hechos y defender la película de Ron Howard. El éxito de la maniobra es, a estas alturas, discutible. Nash, que ya no es esquizofrénico pero que no está absolutamente recuperado, ha asegurado que la homosexualidad y el antisemitismo proceden de su subconsciente y los equipara con sus delirios paranoicos. Alicia Larde, su ex esposa y compañera, siempre a su lado, ha lamentado que un conflicto comercial entre dos compañías cinematográficas manche el prestigio del Nobel. 'En una película no hay reglas generales y, como en cualquier pieza de arte, cabe el derecho a la omisión, simplificación o a la selección interesada de hechos', sentenciaba ayer el crítico de The New York Times A. O. Scott. 'Ron Howard nunca ha ocultado que se tomara esas libertadas, como yo y otros críticos no hemos ocultado nuestra objeción a esas libertades'.

Entrada del teatro Kodak, nueva sede de la ceremonia de los Oscars.ASSOCIATED PRESS

'Cada vez menos sorpresas'

Antonio Calvache, nacido en Jaén, de 37 años, llegó a Los Ángeles hace 10. En las aulas del American Film Institute, Calvache coincidió con un joven actor con ambiciones de director. Todd Field llevaba años hablando a sus compañeros de escuela de la película que quería hacer, una adaptación del cuento Killings, de Andre Dubus. Después de años de trabajo en el guión junto a Rob Festinger, el actor logró la financiación para su película, reunió un reparto de primeros actores y llamó al director de fotografía español. 'El éxito en Estados Unidos de En la habitación tiene mucho que ver con los acontecimientos del 11 de septiembre', afirma Calvache. 'Ésta es una película intimista, que explora los sentimientos después de un drama, y eso es algo con lo que la gente se ha identificado. La película se puede interpretar de muchas maneras, aunque para mí habla de que la venganza nunca es un camino para la redención'. Calvache asegura que trabajar con veteranos actores como Sissy Spacek y Tom Wilkinson ha sido una lección impagable. 'He aprendido mucho en este rodaje, de la humildad en el trabajo de los grandes actores, de cómo trabajan en equipo, de cómo un director de fotografía tiene que ayudarles en un nivel narrativo'. Las candidaturas al Oscar de los tres actores (Sissy Spacek, Tom Wilkinson y Marisa Tomei) y de Todd Field y Rob Festinger por el guión 'tocan a todo el equipo'. 'Los Oscar no son la mejor representación de lo que se ha hecho este año en cine', añade, 'son un espectáculo diseñado para el star system, y yo, que me he formado en el cine independiente, no me identifico mucho con ellos. Pero no se puede negar que ayuda, y mucho. De hecho, para una película supone la diferencia entre el día y la noche'. Calvache asegura que En la habitación sólo tiene posibilidades reales para lograr un Oscar: el de Sissy Spacek. 'Los otros serían una sorpresa, y aquí, la verdad, cada vez hay menos sorpresas'.

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