Perros de presa
El verano pasado, circulaba en coche por un carretera de Cantabria cuando, a la salida de una curva, se me cruzó un perro. Ante el riesgo de atropello, opté por parar y llamarlo, con objeto de llevarle al pueblo. Visto por atrás, el animal parecía un perrillo inofensivo, pero cuál no sería mi sorpresa cuando se dio la vuelta y me rugió amenazante.
He vivido con siete perros normales y nunca había visto nada similar. Aquello era un pitbull, o mejor, un pequeño cocodrilo con forma perruna y muy malas pulgas. Así que me metí de nuevo en el coche y llamé a la policía local para que se hicie...
El verano pasado, circulaba en coche por un carretera de Cantabria cuando, a la salida de una curva, se me cruzó un perro. Ante el riesgo de atropello, opté por parar y llamarlo, con objeto de llevarle al pueblo. Visto por atrás, el animal parecía un perrillo inofensivo, pero cuál no sería mi sorpresa cuando se dio la vuelta y me rugió amenazante.
He vivido con siete perros normales y nunca había visto nada similar. Aquello era un pitbull, o mejor, un pequeño cocodrilo con forma perruna y muy malas pulgas. Así que me metí de nuevo en el coche y llamé a la policía local para que se hiciera cargo. No quiero pensar qué hubiera pasado si, en vez de conmigo, tropieza con un niño o un anciano en ese lugar solitario. Y ahora va mi pregunta: ¿nos hemos vuelto locos? ¿Cómo se puede permitir que ese tipo de perros viva en sociedad con nosotros? ¿Por qué no las panteras o los cocodrilos, por ejemplo? ¿Es asumible lo que argumentan algunos, acerca de que la responsabilidad corresponde únicamente a los dueños? Eso está claro, pero también si tuviéramos una pistola o una pantera la responsabilidad recaería sobre los dueños, y eso no quita para que su tenencia esté prohibida por razones obvias. Entonces, ¿por qué seguimos permitiendo la amenaza constante que representan los perros de presa?