VISTO / OÍDO

Barcelona blindada

Es un título de los periódicos, acompañando imágenes de alambradas y guardias. No deja de producir una cierta satisfacción en los marginales que para que se reúnan los jefes de Europa a inflar la globalización haya que blindar una ciudad, tan abierta y con tanta libertad antigua. Van poniendo ya vocabulario y palabras equívocas los que deben para ir preparando defensas psicológicas. Por ejemplo: estos que se reúnen son representantes del pueblo, votados por elección y, por lo tanto, distintos de las instituciones empresariales. Y la adversa: los demócratas no pueden unirse a una protesta en la...

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Es un título de los periódicos, acompañando imágenes de alambradas y guardias. No deja de producir una cierta satisfacción en los marginales que para que se reúnan los jefes de Europa a inflar la globalización haya que blindar una ciudad, tan abierta y con tanta libertad antigua. Van poniendo ya vocabulario y palabras equívocas los que deben para ir preparando defensas psicológicas. Por ejemplo: estos que se reúnen son representantes del pueblo, votados por elección y, por lo tanto, distintos de las instituciones empresariales. Y la adversa: los demócratas no pueden unirse a una protesta en la que también figura Batasuna. Habrá personas -hay mucha gente mala- que duden de si el juego entre fondos monetarios, bancos mundiales y otros organismos no electos y los jefes de Estado y de Gobierno -según la fórmula diplomática- elegidos no oculta las mismas personas. No sé si es el dinero el que ha elegido a los prohombres de la democracia o al revés. Más bien creo que es al revés, y que de cuando en cuando se descubre algún caso interesante, pero no terminal. Todo sigue ocurriendo lo mismo. Tampoco estoy seguro de que estas reuniones de jefes sean necesarias, y que las vías de contacto son permanentes, continuas y eficaces y no necesitan discursos y discusiones, y que hasta los desacuerdos y las disensiones están previamente debatidos: pero es preciso que el espectáculo siga adelante, que tengamos la sensación de que la discusión y el foro, el intercambio de puntos de vista, el debate, son el motor de la democracia. ¡Como si no viviéramos en España! ¡Como si España no estuviese en Europa, y Europa en América!

El otro tema, el de Batasuna, es el latiguillo de la jerga. Antes no se podía ir donde hubiera comunistas, ahora donde hay batasunos. Se utilizó un poco el anarquismo, pero no da demasiado resultado. Los anarquistas, ante esta reunión de señores en Barcelona, han lanzado consignas más bien edificantes: es decir, rehuir la violencia -y hacen bien-, pero expresar el daño que hace el sistema que se va a afianzar en Barcelona -o al menos, a exhibir-, verdugo de tantas víctimas.

Quizá esta reunión, si no se produce un berlusconismo fatal, un terrorismo de orden, tenga interés: ver que hay núcleos de protesta, ver que hay personas que sin vías de expresión, sin prensa ni radio, salen a la calle. Aunque la blinden. La calle, dijo el supremo, es suya. Siempre que tengan 10.000 guardias.

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