Incentivos
Estoy contento. Son las 11 de la noche del sábado y acabo de llegar a casa. Esta semana he trabajado un total de 64 horas en el Hospital General de Alicante. Las últimas 12 horas (menos 20 minutos para comer deprisa y mal) en Urgencias Infantiles. Pediatra de refuerzo obligatorio de guardia.
Muchos niños enfermos que atender y poco personal. Algunos momentos difíciles y otros caóticos (hasta nos visitó un gran perro pastor alemán, quizás buscaba asistencia médica).
Con las 12 horas de hoy he ganado unas 18.000 pesetas. He atendido unos 60 niños. Algunos muy graves. Otros, afortun...
Estoy contento. Son las 11 de la noche del sábado y acabo de llegar a casa. Esta semana he trabajado un total de 64 horas en el Hospital General de Alicante. Las últimas 12 horas (menos 20 minutos para comer deprisa y mal) en Urgencias Infantiles. Pediatra de refuerzo obligatorio de guardia.
Muchos niños enfermos que atender y poco personal. Algunos momentos difíciles y otros caóticos (hasta nos visitó un gran perro pastor alemán, quizás buscaba asistencia médica).
Con las 12 horas de hoy he ganado unas 18.000 pesetas. He atendido unos 60 niños. Algunos muy graves. Otros, afortunadamente, menos graves. Si no me equivoco, sale a unas 300 pesetas (1,80 euros) por acto médico.
Tras 19 años de trabajo como pediatra en la Sanidad pública (en la que creo firmemente y defenderé frente a las privatizaciones en marcha), éstos son los 'incentivos' que nos ofrece la Administración para seguir desarrollando nuestro trabajo.
Los lectores me comprenderán si les digo que durante los últimos años he tenido que aprender fontanería, albañilería, carpintería y electricidad (me falta mecánica), ya que mis horas de trabajo hospitalario se cotizan muy por debajo de las de cualquiera de estos profesionales.
Ahora tengo que convencer a mi hijo de que siga estudiando, que se hará un hombre de provecho.
Como dice mi querido amigo Pepe, 'vivimos tiempos de gran confusión'.