Crítica

El vanguardismo electrónico se da cita en Nasti

A pesar de su nombre tan de argot castizo (nasti significa nada en los lenguajes de algunas tribus urbanas madrileñas), este pequeño club tiene una conexión directa con el Nitsa barcelonés, uno de los lugares que antes puso en España la música electrónica de moda.

Cambiando el orden de las letras del club catalán, el Nasti madrileño se alza desde septiembre de 2000 sobre lo que antes fue la sala Maravillas, uno de los clubes imprescindibles para entender el movimiento de rock independiente (indie) y alternativo que se vivió en Madrid a mediados de los años noventa. ...

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A pesar de su nombre tan de argot castizo (nasti significa nada en los lenguajes de algunas tribus urbanas madrileñas), este pequeño club tiene una conexión directa con el Nitsa barcelonés, uno de los lugares que antes puso en España la música electrónica de moda.

Cambiando el orden de las letras del club catalán, el Nasti madrileño se alza desde septiembre de 2000 sobre lo que antes fue la sala Maravillas, uno de los clubes imprescindibles para entender el movimiento de rock independiente (indie) y alternativo que se vivió en Madrid a mediados de los años noventa. Australian Blonde, Los Planetas o Dover frecuentaban entonces su escenario. Con la nueva denominación, la sala dio un giro brusco en sus planteamientos musicales. Los pinchadiscos empezaron a tener la misma importancia (hoy, casi más) que los músicos convencionales. Cambió el rojo de sus paredes por una decoración en blanco y negro, eliminó algunas molestas mesas y se convirtió en una de las salas más vanguardistas de la capital.

Sólo abre los viernes y sábados de 24.00 a 6.00, y Rahim, Spunks y Deliranta, sus tres pinchadiscos residentes agrupados bajo el nombre de Nasti Players, alternándose con otros invitados, proponen sin pausa lo último del electropop; es decir, música con melodía, estribillos, voces y coros sobre bases rítmicas programadas electrónicamente.

Por cierto, los domingos por la tarde el local abandona su nombre de Nasti y se convierte en Loop Circus, que está gestionado por otra empresa. El pop electrónico deja así paso al tecno-house más recalcitrante.

Aunque al máximo de su capacidad no alberga más de 300 personas, son muchas más las que pueden llegar a pasar en una misma noche, pues el local se alimenta de un público joven que rota por los locales de la zona, el céntrico barrio de Maravillas, junto a la plaza del Dos de Mayo, con una amplia oferta de locales de ocio.

Claro que los hay que aguantan toda la noche y los que se ausentan inmediatamente después de que acabe el concierto ocasional. Tiene un club de socios totalmente gratuito con importantes ventajas a la hora de pasar por la taquilla de entrada.

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Nasti Club. San Vicente Ferrer, 35, metro Tribunal. www.nasti.ws. Viernes y sábado de 24.00 a 6.00. Entrada días normales: siete euros (1.165 pesetas); socios, gratis. Días de concierto: desde 7,50 euros (1.250 pesetas); socios, seis euros (1.000 pesetas). Ambos con consumición. Combinados desde seis euros; cervezas y refrescos, tres euros.

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