Crítica:POP

Con el público en el bolsillo

Inmediata, cálida, cariñosa y siempre dispuesta a agradar, la canaria Rosana se metió al público, que había agotado las localidades del recinto, en el bolsillo desde su misma irrupción en el escenario, adornado exclusivamente con unas enormes redes marineras que caían del techo.

Arropada por una banda sencilla que refuerza el espíritu de lo que fue la canción de los setenta, la cantante presentó los temas de su tercer disco homónimo, no dejando que sus anteriores y abrumadores éxitos empañaran el valor de las novedades. En ese sentido hace bien, porque el nuevo material supone cierta ru...

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Inmediata, cálida, cariñosa y siempre dispuesta a agradar, la canaria Rosana se metió al público, que había agotado las localidades del recinto, en el bolsillo desde su misma irrupción en el escenario, adornado exclusivamente con unas enormes redes marineras que caían del techo.

Arropada por una banda sencilla que refuerza el espíritu de lo que fue la canción de los setenta, la cantante presentó los temas de su tercer disco homónimo, no dejando que sus anteriores y abrumadores éxitos empañaran el valor de las novedades. En ese sentido hace bien, porque el nuevo material supone cierta ruptura, o, por lo menos, una evolución apreciable con respecto a los exitosos Lunas rotas y Luna nueva.

Rosana

Rosana (voz y guitarra), Carlos Domenech (coros), Geni Avelló (guitarras y coros), Luis Miguel Navalón (bajo) y Gino Pavone (batería). Palacio de Congresos. 3.500 y 4.000 pts.. Madrid, viernes 14 y sábado 15 de noviembre.

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La compositora e intérprete se movió comodamente, como siempre, entre baladas, medios tiempos lentos, influjos brasileños, boleros, reggaes, twist y rumbas un tanto sui géneris, para sacar a la luz el misterio, la ternura, el enamoramiento, la textura poética que poseen sus nuevas canciones: Si pongo corazón, Donde ya no te tengo, Lloré, En la otra orilla... Rosana, con la carcajada cómplice siempre en la boca, estuvo todo el tiempo hipercomunicativa, bromeando con el público, haciendo que el cantante Carlos Doménech contara chistes e, incluso, bajándose del escenario para cantar desde el mismo anfiteatro.

El final fue apoteósico, con todo el público acompañando a la artista en la interpretación de El talismán y A fuego lento.

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