FÚTBOL | Segunda División

'Guerra civil' en el Calderón

La pequeña guerra civil que anida en las gradas del estadio Calderón vivió ayer una nueva secuencia de esa distancia que separa a los aficionados más fanáticos del resto de los hinchas rojiblancos. Los ultras decidieron no animar al equipo durante el primer periodo como forma de protesta contra la gestión de Jesús Gil al frente del club. Pero el resto del campo tomó el relevo e intentó suplir ese silencio con gritos de aliento. Los seguidores ubicados en el fondo sur respondieron con aplausos irónicos y en el descanso desplegaron varias pancartas contra la familia Gil.

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La pequeña guerra civil que anida en las gradas del estadio Calderón vivió ayer una nueva secuencia de esa distancia que separa a los aficionados más fanáticos del resto de los hinchas rojiblancos. Los ultras decidieron no animar al equipo durante el primer periodo como forma de protesta contra la gestión de Jesús Gil al frente del club. Pero el resto del campo tomó el relevo e intentó suplir ese silencio con gritos de aliento. Los seguidores ubicados en el fondo sur respondieron con aplausos irónicos y en el descanso desplegaron varias pancartas contra la familia Gil.

Un ambiente, el de la grada, que no afectó para nada a Luis Aragonés, el técnico rojiblanco, que reconoció que el Atlético no había estado 'muy lúcido'. El análisis del choque de Aragonés se redujo a dos frases contundentes: 'Han ganado las defensas a las delanteras' y 'ellos han trabajado bien el empate'.

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El técnico del Oviedo, Enrique Marigil, claramente satisfecho, reconoció, eso sí, que a su equipo le había faltado 'claridad'. Marigil se felicitó por haber sacado un punto de un escenario 'tan difícil'. Un estadio, lleno por primera vez esta temporada, en el que los aficionados no se ponen de acuerdo.