Choque intenso entre el Villarreal y el Espanyol

Al Villarreal le faltó pegada en un partido lleno de plasticidad y de recursos técnicos. El conjunto castellonense intentó de mil formas obtener la victoria. El Espanyol se agarró a su defensa, que se ganó el jornal y la paga extra de Navidad. Esto no quiere decir que las intenciones del grupo de Paco Flores fueran la búsqueda del empate. Al contrario, jamás dejó de plantearse ir a por el partido, como quedó patente en el último suspiro con sendos remates de Tamudo y Velamazán, bien respondidos por López Vallejo.

Para los apologistas del orden, el partido tuvo un inicio pagano: intenso,...

Al Villarreal le faltó pegada en un partido lleno de plasticidad y de recursos técnicos. El conjunto castellonense intentó de mil formas obtener la victoria. El Espanyol se agarró a su defensa, que se ganó el jornal y la paga extra de Navidad. Esto no quiere decir que las intenciones del grupo de Paco Flores fueran la búsqueda del empate. Al contrario, jamás dejó de plantearse ir a por el partido, como quedó patente en el último suspiro con sendos remates de Tamudo y Velamazán, bien respondidos por López Vallejo.

Para los apologistas del orden, el partido tuvo un inicio pagano: intenso, dinámico y con claro talante ofensivo, característica común en ambas escuadras, promulgada desde los banquillos y puesta en práctica por medio de jugadores menudos, escurridizos y habilidosos. Un encuentro sublime para los amantes del buen fútbol. El inicio fue explosivo: dos llegadas del Villarreal, y una del Espanyol que le sirvió para adelantarse en el marcador tras un despiste defensivo aprovechado por Tamudo.

A los 20 minutos, el Villarreal ya llevaba seis saques de esquina en su haber, provocados en un sinfín de aproximaciones bien elaboradas. Sin embargo, el empate castellonense llegó de forma absurda: cesión ahí va eso de un defensor al portero y peor despeje de éste con consecuencias nefastas para el Espanyol.

Puestos a analizar al Villarreal sin Palermo, se pueden extraer conclusiones dispares, con pros y contras. La falta de un delantero de referencia, como el argentino, obliga a buscar otras vías. Es evidente que el equipo de Víctor Muñoz ha perdido capacidad de remate estático, sobre todo a balón parado. La alternativa del rumano Craioveanu tal vez se amolde más a las características de los Calleja, Víctor o Jorge López, jugadores que siempre buscan el pase corto, la pared o la entrada en diagonal. El Villarreal fue consecuente con la circunstancia, jugó a ras de suelo y consiguió un buen número de oportunidades.

Con la misma intensidad siguió el segundo acto. El Espanyol se dejó querer sin dejar de mirar hacia el marco de López Vallejo. El bello caos del encuentro no tuvo su fruto y ambos conjuntos se tuvieron que conformar con el punto logrado.