'Externalización': un pastel a repartir

Seguros y planes de pensiones pugnan por la exteriorización de los compromisos de jubilación

'Exteriorizar' los compromisos por pensiones -retirarlos del balance de las empresas- se ha revelado como un gran negocio que, por ahora, se reparten casi a medias entre planes de pensiones y seguros. A menos de un año para que se cierre el proceso, desde Unespa, la patronal del seguro, se critican las nuevas ventajas fiscales que se anuncian para los planes de pensiones.

Los seguros de vida tienen, según cómo se cobren (en forma de capital, rentas inmediatas o diferidas, vitalicias o temporales), uno u otro tratamiento fiscal. Con los planes de pensiones (o las mutualidades de previsió...

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'Exteriorizar' los compromisos por pensiones -retirarlos del balance de las empresas- se ha revelado como un gran negocio que, por ahora, se reparten casi a medias entre planes de pensiones y seguros. A menos de un año para que se cierre el proceso, desde Unespa, la patronal del seguro, se critican las nuevas ventajas fiscales que se anuncian para los planes de pensiones.

Las empresas han externalizado un total de 3.438 millones de euros en primas de seguro durante los nueve primeros meses del año

Los seguros de vida tienen, según cómo se cobren (en forma de capital, rentas inmediatas o diferidas, vitalicias o temporales), uno u otro tratamiento fiscal. Con los planes de pensiones (o las mutualidades de previsión social) ocurre lo mismo (depende si se retira el ahorro en forma de capital o renta) y, a su vez, el tratamiento tributario es diferente al de los seguros de vida.

Hace un par de meses, el Gobierno anunció distintas medidas de apoyo a los planes de pensiones. De cara al año 2002 se contempla que, a efectos del impuesto de sociedades, las aportaciones reducirán el volumen de beneficios sobre los que tributar (se considerarán íntegramente como gastos deducibles), además de que proporcionarán una deducción de la cuota a pagar por importe del 10% del volumen de aportaciones realizadas. Para los particulares no sólo desaparecerán los límites relativos al volumen de rentas, sino que se ampliarán para los mayores de 52 años los topes de aportación a razón de 200.000 pesetas anuales adicionales (1.202 euros). Por último, no será necesario que las rentas que sirven para 'compensar' a efectos fiscales las aportaciones a planes de pensiones procedan del trabajo o de las actividades económicas. Valdrán ya las rentas del capital.

La respuesta del sector asegurador a estas modificaciones y mejoras no se ha hecho esperar. Desde Unespa se señala que 'no se entiende que un elemento sustantivo de la previsión social complementaria, como es el seguro de vida, esté subordinado a los planes de pensiones; cuando estos últimos utilizan habitualmente la vía del contrato seguro para garantizar sus prestaciones'. De ahí que la patronal del seguro solicite un 'idéntico tratamiento fiscal para los contratos de seguro que el establecido para los planes de pensiones, para conseguir que sean los ahorradores quienes decidan en función de sus intereses y de las características de los productos, sin que la fiscalidad distorsione e influya en sus preferencias'.

Un aumento del 600%

En los nueve primeros meses de este año, según datos de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva (Inverco), las empresas han utilizado para externalizar sus compromisos por pensiones los seguros colectivos un importe total de primas de 3.438 millones de euros (algo más de 572.000 millones de pesetas). Esta cifra registra un aumento de casi el 600% respecto al mismo periodo del año anterior. Desde que comenzó el proceso de exteriorización (hasta septiembre de 2001) se han firmado más de 31.600 pólizas de seguros que en esa fecha gestionan un ahorro (su nombre específico es el de provisiones técnicas) superior a los 2,2 billones de pesetas.

El grueso de las primas (no del número de pólizas) se concentra en los seguros de jubilación, con rentas inmediatas o diferidas. En los nueve primeros meses del año su importe ascendió a 521.335 millones de pesetas. En estos seguros, las rentas de la jubilación pueden ser temporales (durante un plazo preestablecido) o vitalicias (durante toda la vida del partícipe); pueden cobrarse desde el mismo momento en que se suscribe el producto (seguro de renta inmediata, en la que sólo se paga una prima) o diferir ese cobro (seguros de rentas diferidas, con aportaciones periódicas o únicas).

Los planes de pensiones de empleo cerraron el ejercicio 1999 con un patrimonio total gestionado de 1,97 billones de pesetas (cerca de 12.000 millones de euros). A 30 de septiembre de 2001, según Inverco, el ahorro gestionado superaba los 2,86 billones de pesetas. En los últimos doce meses (de septiembre de 2000 a septiembre de 2001), el aumento en su patrimonio se cifra en un 31,8%. Por su parte, el número de partícipes ha pasado de poco más de 371.000 a finales de 1999 a 522.000 al cierre del tercer trimestre de este año. No existen datos desglosados de planes de empleo procedentes de exteriorización, pero casi la totalidad de las aportaciones netas recibidas en los nueve primeros meses de este año (316.000 millones de pesetas) pueden atribuirse a este proceso.

Aunque el objetivo para ambos productos sea cubrir los compromisos por pensiones de las empresas, seguros y planes de pensiones, son activos que se diferencian en muchos aspectos; de forma muy especial en el tratamiento tributario, pero también en el terreno de la rentabilidad. En los seguros, las compañías garantizan (salvo en los unit linked, cuyo rendimiento depende del comportamiento de los mercados) una rentabilidad mínima, que en el argot asegurador se conoce como interés técnico. Este rendimientos está establecido en el 3,15%. Se trata de una revalorización mínima o garantizada que las compañías pueden superar en función de su habilidad en las técnicas financieras del manejo del patrimonio.

Los planes de pensiones de empleo no aseguran el rendimiento. De hecho, la crisis de los mercados de los meses analizados (hasta septiembre de 2001) ha provocado que su rentabilidad sea negativa en el último año un 3,89%. Las cifras pasan a ser positivas cuando los periodos analizados se alargan a los tres, cinco u ocho años, superándose en todos los casos no sólo el 3,15% de interés técnico, sino el impacto de la inflación.

El tratamiento fiscal de los planes de pensiones varía según se cobrenNACHO PÉREZ

Los compromisos de pensiones a un año vista

Se considera compromisos por pensiones toda prestación que se destine a la cobertura de obligaciones legales y contractuales del empresario con el personal de la empresa, siempre que estén vinculados a la jubilación (o suspensión de la relación laboral a partir de los 52 años, pasando el partícipe a la situación de desempleo), la invalidez o la muerte del partícipe o beneficiario, siempre que ésta pueda generar derecho a prestaciones de viudedad, orfandad... a favor de otros herederos o personas designadas. Las prestaciones a recibir por los trabajadores (instrumentadas a través de planes de pensiones, mutualidades, contratos de seguros o de una fórmula mixta) han de estar establecidas en forma de capital, de renta o a través de un sistema también mixto (rentas con un único pago de capital). En la Ley del Seguro de 1995 ya se introdujo la idea de la obligatoriedad de la 'externalización' (o 'exteriorización') de estos compromisos por pensiones. Retirarlos del balance de las empresas y garantizar que estuvieran suficientemente dotados y bien gestionados por un tercero como para hacer frente sin problemas a los correspondientes pagos a los trabajadores era un objetivo a conseguir teóricamente en mayo de 1999. Los problemas en la tramitación de la norma asociada a este proceso obligaron a retrasar el plazo límite de exteriorización hasta el 31 de diciembre del 2000. Esta fecha tampoco fue la definitiva. Empresarios y patronal 'pelearon' con el Ministerio de Economía para conseguir un nuevo aplazamiento. Lo lograron y el plazo se ha ampliado hasta el 16 de noviembre del 2002. Pero en estos días vuelven a oírse voces que reclaman mayor margen. Sería no solamente el tercer retraso, sino que, según bastantes expertos, paralizaría los procesos de exteriorización que, de forma inicial, están abordando en estos momentos muchas compañías.

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