Pérez-Díaz cree que los alumnos 'ineducables' perjudican a los demás

Los alumnos 'ineducables' perjudican a los demás y los maestros no tienen un tiempo ilimitado para dedicarlo a un solo alumno. Si además, el educando no muestra todo el interés que debiera, si no se siente ni quiere ser libre, es 'casi ineducable para la libertad'. El catedrático de Sociología de la Universidad Complutense Víctor Pérez-Díaz expuso ayer de esta manera la inmensa tarea a la que se enfrentan en la actualidad los educadores 'liberales' cuando se encuentran con que su ejemplo y su dedicación no les rinde fruto alguno. Pérez-Díaz sabe que estos 'ineducables' no son todos, pero sí lo...

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Los alumnos 'ineducables' perjudican a los demás y los maestros no tienen un tiempo ilimitado para dedicarlo a un solo alumno. Si además, el educando no muestra todo el interés que debiera, si no se siente ni quiere ser libre, es 'casi ineducable para la libertad'. El catedrático de Sociología de la Universidad Complutense Víctor Pérez-Díaz expuso ayer de esta manera la inmensa tarea a la que se enfrentan en la actualidad los educadores 'liberales' cuando se encuentran con que su ejemplo y su dedicación no les rinde fruto alguno. Pérez-Díaz sabe que estos 'ineducables' no son todos, pero sí los que ponen en problemas al sistema educativo en su conjunto.

El sociólogo cerró ayer el ciclo de conferencias educativas que cada otoño organiza la Fundación Santillana bajo el título La Educación que queremos, un acto al que asistieron el presidente del grupo Prisa, Jesús de Polanco; el del Grupo Santillana, Emiliano Martínez; el presidente de Educación y Gestión, Néstor Ferrera; el del Grupo Educativo Fomento, Miguel Ángel Sancho, y el de la patronal ACADE, Jesús Núñez.

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'¿Cuál es esa educación que queremos?', se preguntó Pérez-Díaz. Y concluyó que no es una sino distintos modelos, tantos como tipos de individuos, de ciudadanos en una sociedad. El problema es que en ese debate donde chocan distintas posturas se genera 'un ruido que deseduca' y una sociedad 'que se hace viscosa, que ralentiza a la gente y acaba matando a aquellos que son libres', a los que no están sometidos a la obediencia a un grupo. Pérez-Díaz cree que a los 'educadores liberales que actúan de acuerdo a sus principios' no les queda más remedio que respetar a aquellos que 'quieren ser lo menos libres posible'.