25 años concienciados

Hace 25 años, un grupo de cristianos progresistas puso en marcha un proyecto editorial en Valencia con el fin de encauzar sus inquietudes y darlas a conocer. Necesitaban un medio de comunicación. Una sensación de decepción se había apoderado de ellos al comprobar que el optimismo generado por el Concilio Vaticano II se había esfumado en la cruda y reaccionaria realidad española. Pero, al mismo tiempo, se abrían nuevos horizontes: soplaban vientos de renovación de la vida política y social de España. En este contexto nació la revista Saó, que pronto se orientó hacia temas vinculados con ...

Hace 25 años, un grupo de cristianos progresistas puso en marcha un proyecto editorial en Valencia con el fin de encauzar sus inquietudes y darlas a conocer. Necesitaban un medio de comunicación. Una sensación de decepción se había apoderado de ellos al comprobar que el optimismo generado por el Concilio Vaticano II se había esfumado en la cruda y reaccionaria realidad española. Pero, al mismo tiempo, se abrían nuevos horizontes: soplaban vientos de renovación de la vida política y social de España. En este contexto nació la revista Saó, que pronto se orientó hacia temas vinculados con la maltrecha y vapuleada cultura valenciana. Adoptó el valenciano como única lengua de la publicación y 25 años después, a pesar de las dificultades inherentes a una empresa de este cariz, la revista continúa su andadura.

Y continúa rindiendo homenaje a aquellas personas que han dedicado su vida a la cultura. Anoche, durante la ya tradicionala velada en un hotel de Valencia, el centro de atención fue un jesuita, que se define como católico en religión, liberal en política y catalán en cultura e identidad, Miquel Batllori. Este eminente estudioso nacido en 1909, uno de los mayores especialistas en la familia de los Borja, fue el protagonista de una cena a la que asistieron muchos de los que, hace 25 años, formaban parte del grupo que puso en marcha la revista, como sus tres directores, Josep Antoni Comes, Emili Marín y Vicent Cardona, o el ex director general de Bancaixa, Emili Tortosa. Tampoco faltaron el ex presidente de la Generalitat, Joan Lerma, el secretario general del PSPV-PSOE, Joan Ignasi Pla, el concejal de EU Manuel Montalbán, el secretario de Organización del Bloc, Ferran Puchades, el rector de la Universidad de Valencia, Pedro Ruiz, el filósofo Javier Sádaba, la compositora Matilde Salvador, el editor Eliseu Climent, y los académicos de la lengua Albert Hauf y Antoni Ferrando, entre muchos otros. Además, acudió a la cita la subsecretaria de Promoción Cultural, Consuelo Ciscar. En representación de la curia valenciana, como es habitual, no hubo nadie. El arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, no osa. Sí lo hace, como suele, el obispo dimisionario Rafael Sanus, a quien Batllori saludó con una reverencia.

Saó mantiene su carácter cristiano, progresista y también nacionalista. 'Nacionalista en el sentido de la fidelidad histórica hacia el pueblo, como se dice en los Evangelios', apunta Emili Marín. Con 3.500 suscriptores y una tirada de 6.000 ejemplares, Saó encargó a Andreu Alfaro el cartel elaborado con motivo de su cuarto de siglo de existencia. Una trayectoria que transcurre paralela a la de La Unió de Llauradors i Ramaders, sindicato al que se le dedica un artículo en el número de la revista que también celebra su 25 aniversario.

La velada sirvió para presentar La saviesa de Batllori, editado por Saó en colaboración con la Consejería de Cultura. El libro reúne los trabajo de diversos especialistas, como Albert Hauf, Antoni Mestre, o Miquel Navarro, entre otros. También se destacó la labor de la ONG Intermón-Oxfam, a la que la publicación entregó un premio en forma de donación.