'Cerbantes' convoca un zoco de tres culturas

Representantes de las tres culturas que han convivido en España -árabe, cristiana y judía- se dieron cita ayer, domingo, y el pasado sábado en la cuna de Miguel de Cervantes para conmemorar el bautizo del escritor. Encantandores de serpientes, halconeros y faquires se mezclaron con tejedoras de alfombras, orfebres judios y panaderos artesanos en un intento de recrear en las calles de Alcalá de Henares algunas muestras de la sociedad que conoció un niño bautizado el 9 de octubre de 1547, en la parroquia de Santa María la Mayor, con el nombre de Miguel y apellidado Cerbantes, como firmaba...

Representantes de las tres culturas que han convivido en España -árabe, cristiana y judía- se dieron cita ayer, domingo, y el pasado sábado en la cuna de Miguel de Cervantes para conmemorar el bautizo del escritor. Encantandores de serpientes, halconeros y faquires se mezclaron con tejedoras de alfombras, orfebres judios y panaderos artesanos en un intento de recrear en las calles de Alcalá de Henares algunas muestras de la sociedad que conoció un niño bautizado el 9 de octubre de 1547, en la parroquia de Santa María la Mayor, con el nombre de Miguel y apellidado Cerbantes, como firmaba el escritor.

La importancia de esa fecha radica en que el Consistorio conserva un acta de bautismo que da fe de esa celebración. Sirve, además, como referencia para datar el nacimiento del autor del Quijote en el 29 de septiembre de ese año, fiesta de San Miguel: era costumbre poner a los niños el nombre del santo del día. Naciera o no el 29, el Ayuntamiento de Alcalá de Henares (163.000 habitantes) aprovecha la fiesta local declarada el 9 de octubre, día del bautizo, para dar a conocer la riqueza del recinto histórico complutense, reconocido Patrimonio de la Humanidad, con una cadena de actos engarzados en la llamada Semana Cervantina.

Una jaima acogió los rezos de los musulmanes que acudieron a la ciudad complutense

De todos esos actos, el que ha concitado mayor afluencia de público ha sido el Mercado de las tres Culturas, celebrado este año en recuerdo de que en Alcalá convivieron pacíficamente durante siglos comunidades de hebreos, musulmanes y cristianos. 'Aunque el islam tiene ahora mala prensa, para la sociedad española recuperar parte de su cultura tiene su importancia', afirmaba ayer Mohamed Ventura, un musulman converso que lidera la Asociación de Artesanos Andalusí, colectivo integrado por 30 personas que han intentado recrear en torno a sus cinco jaimas 'un espacio verídico que contribuya a despertar un poco de la amnesia histórica que vivimos'. 'No hay que olvidar que las tres culturas están presentes en el substrato de España', enfatizó Ventura.

Por el zoco instalado en la plaza de Cervantes han pasado este fin de semana más de 50.000 personas, según estimaciones de Guillermo Baeza, gerente de la Fundación Colegio del Rey, organizadora de la Semana Cervantina junto con el Ayuntamiento.

Entre los 120 puestos y 16 artesanos de exhibición había dos herreros, un tonelero, una hilandera y un panadero germano afincado en Denia (Alicante), que llegó a Alcalá con su horno de piedra sobre una plataforma rodante. Del horno, construido con materiales tan refractantes que apenas consume 20 kilos de leña cada jornada, han salido este fin de semana unas 700 hogazas elaboradas todas ellas con harina de trigo y centeno. 'Hay tanta gente esperando que no puedo hacer otros tipos de panes', se lamentaba Bernard Mieschie, que lleva 22 de sus 36 años convirtiendo en pan la harina.

Ocas, patos, gansos, faisanes, gallinas de Guinea, gallos rojos y un pavo real picoteaban en unos corrales instalados junto al horno. Al Mercado de las Tres Culturas acudió también un cetrero con sus halcones, un escriba judío y otro árabe, así como tres orfebres que recrearon joyas musulmanas y otro joyero judío.

José Povedano daba vida a ese personaje con un traje que heredó del vestuario utilizado por un grupo de amigos para representar El Retablo del Flautista. 'En estos mercadillos dejas de ser un artista para convertirte en parte del espectáculo', reflexionaba Povedano, que llegó al recinto complutense desde un pueblo de la comarca de Vich. A sus 53 años, Povedano recuerda que empezó a ir de pueblo en pueblo con apenas 13 años, cuando acompañaba a un grupo de músicos. Aunque tambien ha trabajado en fabricas, la última década se ha volcado en forjar adornos de plata.

Ése es también el tiempo que los miembros de la Asociación Andalusí llevan recuperando oficios y platos propios de la cultura árabe. 'Intentamos no ser nómadas, porque estar en la calle es una vida muy dura para un creyente', explica Mohamed Ventura. Para aliviar esa dureza de la vida en la calle, una de las cinco jaimas que han desplegado está destinada a las oraciones que realizan cuatro veces al día en dirección y mirando hacia la Meca.

En las otras jaimas se podía degustar té de menta acompañado de pastas con especias y dulces rellenos de dátiles, calabaza, almendra...