Los adultos también se apuntan a solfeo

El aprendizaje de la música no está restringido a niños o adolescentes. Los adultos también han sucumbido. Los motivos por los que los adultos se acercan al aprendizaje de la música son diversos. Lo que sigue son las razones de un grupo de adultos que van a clases en una academia de Granada. A todos les gusta la música. Luego, siempre hay un segundo motivo.

Juan y Bartolomé son dos amigos de Zújar, un pueblo a 100 kilómetros de Granada. Juan, de 27 años, tocaba la guitarra y lo dejó hace años. Hoy quiere aprender a leer música para retomar su afición. Su amigo Bartolomé, de la misma eda...

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El aprendizaje de la música no está restringido a niños o adolescentes. Los adultos también han sucumbido. Los motivos por los que los adultos se acercan al aprendizaje de la música son diversos. Lo que sigue son las razones de un grupo de adultos que van a clases en una academia de Granada. A todos les gusta la música. Luego, siempre hay un segundo motivo.

Juan y Bartolomé son dos amigos de Zújar, un pueblo a 100 kilómetros de Granada. Juan, de 27 años, tocaba la guitarra y lo dejó hace años. Hoy quiere aprender a leer música para retomar su afición. Su amigo Bartolomé, de la misma edad, aprende música por amistad: Juan le propuso acompañarlo para no hacer sólo el viaje y él, que nunca tuvo nada que ver con la música y hace mucho que dejó los estudios para trabajar de pintor, aceptó. Bartolomé ve difícil lo del solfeo pero cree que la experiencia es fantástica, entre otras cosas, porque le permite salir del pueblo y conocer gente.

Antonio, de 34 años, le dio un rotundo no a su padre cuando le propuso de pequeño ir al conservatorio. Hoy asegura que esa es la decisión de la que más se arrepiente de su vida; Antonio toca el piano 'intuitivamente', toda una tradición familiar: en la tarjeta de visita de su padre consta que es 'pianista de oído'. Esther, de 34 años, tiene que dar ella misma clases de música, por lo que se ha decidido a ir a clases. Mari Paz comenzó con el baile hace tres años y ahora ha decidido estudiar música porque 'me hace sentirme feliz y me pone en contacto con mi intimidad y mis sentimientos'.

Lily ha vuelto de Londres tras muchos años; le compraron un bajo a los ocho y aprendió a tocar de oído. A los 17 lo vendió para irse a Inglaterra. Allí, ha tenido una banda y se ha enamorado de la cultura mod. Sin mucho que hacer en España y sin amigos, Lily vuelve a las aulas porque quiere volver a organizar una banda. 'La música es mi vida; nací con ella', dice, aunque nunca la aprendió según el reglamento. Así es el grupo: seis adultos, seis motivaciones y un asunto en común: la música.

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