LA COMUNIDAD DE MADRID, A EXAMEN

Sabando tilda al presidente de 'optimista tergiversador'

Pedro Sabando, portavoz del grupo PSOE-Progresistas, no logró en su primera intervención en el debate sobre el estado de la región (sustituía en esta labor a Cristina Almeida) convencer al presidente Ruiz-Gallardón ni al PP de la sinceridad de sus intenciones. Treinta y ocho propuestas suyas se quedaron revoloteando por el hemiciclo. Ni el presidente ni el portavoz popular recogieron la oferta de elaborar planes conjuntos de vivienda, empleo, servicios sociales o educación. Y eso que Sabando optó por un discurso sereno, suave, en el que las críticas quedaron matizadas por un deseo de buscar pu...

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Pedro Sabando, portavoz del grupo PSOE-Progresistas, no logró en su primera intervención en el debate sobre el estado de la región (sustituía en esta labor a Cristina Almeida) convencer al presidente Ruiz-Gallardón ni al PP de la sinceridad de sus intenciones. Treinta y ocho propuestas suyas se quedaron revoloteando por el hemiciclo. Ni el presidente ni el portavoz popular recogieron la oferta de elaborar planes conjuntos de vivienda, empleo, servicios sociales o educación. Y eso que Sabando optó por un discurso sereno, suave, en el que las críticas quedaron matizadas por un deseo de buscar puntos de encuentro con la política del Ejecutivo popular.

No hubo modo. Su intento de hacer una oposición responsable, con 'sentido de Estado', chocó una y otra vez con la muralla de un Ruiz-Gallardón que le reprochaba una cierta tristeza en sus actitudes, que lo llevaba al pasado para recordarle que en seis años él había tenido que enderezar todos los males de otros ocho de Gobiernos socialistas. 'Yo no voy a hacerle a usted su política, compréndalo', le decía, para abrir después una pequeñísima ventana: 'Algunas cosas las estudiaremos'.

Hizo el portavoz socialista un discurso denso y largo. Hora y 20 minutos, en los que abundó en cifras y se empeñó en vano en demostrar la falsedad de los datos que Ruiz-Gallardón había proporcionado el día anterior. Sólo en la réplica consiguió Sabando elevar el tono de su intervención. Cuando, harto de que el presidente le tachara de triste y pesimista, libre ya de papeles, entró en política y construyó un discurso fresco, animado y salpicado de cierto humor.

'Yo no soy pesimista. Soy un optimista informado. Usted es un optimista tergiversador. Ha tergiversado mis palabras y mis propuestas', espetó al presidente. 'Falta a la verdad y confunde a los ciudadanos', le reprochó.

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