Crónica:VUELTA 2001 | Undécima etapa

Estremecedor hundimiento de Beloki

Jiménez gana en Pal la etapa reina de los Pirineos; Sevilla recupera el liderato

Cuando le preguntaron después de la etapa si se sentía capaz de ganar la Vuelta, el Chava, esto es José María Jiménez, dijo que no, que lo suyo son las etapas. A la misma pregunta sobre las posibilidades del errático escalador, Manolo Saiz, alicaído director del ONCE-Eroski, respondió que era imposible, que si ganaba etapas y se le dejaba coger minutos era precisamente porque no era un hombre peligroso para la general. Eusebio Unzue, el director del guapo abulense, significativamente guardó silencio, sonrió también como quien guarda un as en la manga y ve cómo se juega la partida de póq...

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Cuando le preguntaron después de la etapa si se sentía capaz de ganar la Vuelta, el Chava, esto es José María Jiménez, dijo que no, que lo suyo son las etapas. A la misma pregunta sobre las posibilidades del errático escalador, Manolo Saiz, alicaído director del ONCE-Eroski, respondió que era imposible, que si ganaba etapas y se le dejaba coger minutos era precisamente porque no era un hombre peligroso para la general. Eusebio Unzue, el director del guapo abulense, significativamente guardó silencio, sonrió también como quien guarda un as en la manga y ve cómo se juega la partida de póquer sin que nadie le preste atención. 'La lástima es que en esta etapa queríamos habernos trabajado también la general, pero no pudimos infiltrar a un corredor por delante para que el Chava no tuviera que ir solo'. No, seguramente el Chava, el elegante escalador que ya ha perdido 4 minutos y 39 segundos con relación al líder, Sevilla, en las dos contrarreloj disputadas (y está a 3.34m en la general), nunca podrá ganar la Vuelta. Qué desperdicio de talento.

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No, seguramente el Chava, el corredor que corre por sensaciones, el hombre de los argumentos emotivos que ayer alcanzó su segunda victoria en la Vuelta 2001, la octava en su historial, la cuarta de su equipo, el iBanesto.com, en otras tantas llegadas en alto disputadas, prefiere correr la Vuelta como la corre, a su aire. Ayer se levantó y se animó enseguida al verse retratado en el ABC. 'Con elegante y eficiente estrategia asalta el poder, sin ir demasiado lejos, en forma organizada, planificada. Éxito'. Era el horóscopo dedicado a los acuario por Karin Silveyra, la lectura favorita del ciclista.

Qué más necesitaba el chico de El Barraco para salir convencido de que si ese día, ayer mismo, se escribía una historia en la Vuelta, ésa sería la suya. Terminó no siendo la historia del día, sino quizás, combinada con la inevitable derrota, el hundimiento del líder, Joseba Beloki, que perdió casi 20 minutos, la historia de la Vuelta.

Quizás Manolo Saiz, que entiende mucho de ciclismo, se equivoque, y no es tanto que al Chava le dejen irse porque no asusta como que le dejan ir porque no pueden cogerle. Ayer, eso pareció cuando, a falta de 40 kilómetros para la meta, en las primeras rampas de Ordino, el penúltimo puerto del día, el Chava, después de un par de falsas salidas, se fue. Detrás de su pedalada ágil, de su particular forma de ascender, un poco a lo Pantani, con pequeños sprints cada cierto tiempo para seguir acelerando, detrás de todo eso, el resto del pelotón quedó retratado. No fue el ataque loco de un guerrillero, de un secundario contra el viento. Todo lo que hizo ayer el iBanesto.com en busca de su cuarta etapa tuvo consecuencias directas en la lucha por la victoria final. El ritmo imposible que impuso el equipo de Unzue en el Envalira fue mortal para Beloki; los continuos petardos que lanzaron luego por delante todos sus escaladores, Mercado, Blanco, Aitor Osa, Chava, desconcertaron a los demás. Y la fuga del Chava fue excesiva.

Detrás de él intentaron salir primero los favoritos: Sevilla, Casero, Heras, ese grupo. Midieron sus fuerzas, se miraron y desistieron. Ni por separado ni en grupo. Tampoco le pudieron alcanzar los cazadores de etapas, Simoni y Di Luca, que quieren mostrar su forma al seleccionador italiano; Escartín, que necesita justificar su Vuelta; Rubiera, el tercer hombre del US Postal... Lo intentaron y se volvieron atrás. Todos, cansados, decidieron que lo que quedaba de etapa debía ser una prueba de resistencia sin más. Una prueba de aguante. Casero, que se descubrió en cabeza pese a no ser un escalador, marcó el ritmo, a su rueda todos intentando no descolgarse, incluido por un tiempo el nuevo líder, Sevilla, quien, sin embargo, colaboró al final, cuando empezó a ver sufrir a Leipheimer, el americano al que todos temen y ninguno conoce. Todo eso ocurrió casi dos minutos después de que Jiménez, que no perdió tiempo en ningún momento, ganara la etapa.

Beloki, a la izquierda, consolado por su compañero Sastre, tras hundirse en la etapa de ayer.EFE

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