Reportaje:

La camarera del 'after'

Los guerreros fajados de la noche se saben frente a androides pastilleros y los tratan con cariño

Hay un lugar en la ciudad en donde no entran los niños. Y para aquellos adultos vampirizados por la noche interminable, incapaces de replegarse a los lechos del alba, existe un bochinche llamado after; lugar contaminado de humos y alientos eróticos, de danza frenética y espacioso charlar junto a una mesa cubierta de tercios. Es lugar contradictorio donde se busca la postrera comunicación de la noche al tiempo que se rechaza. Coso de mirones inquietos; la chica de la barra siempre pone cara de póker, se ve de lejos que no está para líos. Y de estos puede haber muchos. Está uno tomando la...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Hay un lugar en la ciudad en donde no entran los niños. Y para aquellos adultos vampirizados por la noche interminable, incapaces de replegarse a los lechos del alba, existe un bochinche llamado after; lugar contaminado de humos y alientos eróticos, de danza frenética y espacioso charlar junto a una mesa cubierta de tercios. Es lugar contradictorio donde se busca la postrera comunicación de la noche al tiempo que se rechaza. Coso de mirones inquietos; la chica de la barra siempre pone cara de póker, se ve de lejos que no está para líos. Y de estos puede haber muchos. Está uno tomando la penúltima copa tranquilamente mientras escucha New Yor New York de U 2 y en eso aparece un gigante rayado de anfetas que te la arrebata para darle un trago. Es entonces cuando se pide ayuda visual a la chica de la barra, de falda escueta y fluorescente y clavos en el labio inferior y ella sabe que ya no debe servir más al pendenciero. Es la hora bruja en la que puede pasar de todo pero no pasa nada. Tanto la chica como el puerta, por no hablar del pinchadiscos son guerreros fajados de la noche que tienen a Blade Runner como peli de culto. Se saben frente a androides pastilleros y los tratan con cariño. Trabajan para un público adicto a las horas malvadas, aquellas que, desde el inicio de las civilizaciones, sumerias o etruscas, agrupan a los ansiosos y presuntamente poéticos crápulas de la noche. Es un ambiente cool en el que no se pueden dejar cuentas sin pagar. Disfrutar a toda pastilla a las siete de la mañana cuando la calle es dueña de los primeros currantes y vencejos de alas contaminadas es un lujo para viajeros amuladores de la beat generation o la grunge o la postpunk implosión anfetamínica. Y ella, la chica que trabaja a deshoras, tiene que aguantar el tirón, servir diligente y estar preparada para las emergencias. Con todo los hay que piensan que ellas están a su disposición para hacer el memo. Ellas son maestras consumadas en el arte de poner un chupito de bourbon a cualquier aspirante nocturno de Brad Pitt de provincias; su sonrisa, como genuina asalariada del príncipe de las tinieblas es lo mas realista del mundo. La aventura seguidora de Nicole Kidman, con ojos de mamaba gabonesa de léngua bífida. 'Be cool', parece decir, mantente frío, paga tu copa y no montes bulla. El after al alba es lo más parecido a una jaula de androides salidos de un relato de Bradbury. Las jóvenes de la barra no pierden nunca la sonrisa y las pupilas dilatadas. Creo que no tienen sindicato pero sin ellas y su profesionalidad, sin sus ojazos brillantes, nadie bailaría feliz el lisérgico tam-tam que domina los lugares oscuros y secretos.

Y mas allá de la vieja cinta de Scorsese que dio titulo a estos garitos en nuestra California levantina, los after de agosto en la Valencia profunda, desde La Torre hasta Ciutat Vella, de Extramuros a Russafa son mucha tela. Como dicen ahora los muchachos, es un ambiente mundial y muy globalizado. La peña anda ya bien puesta con cualquier sustancia analgésica o benzodicepínica y en las últimas madrugadas llama la atención los cardúmenes de veinteañeras dispuestas a todo menos a jugar al sexo. Veinte años después, el mensaje es ya bisexual.

Una de las camareras que trabajan en los bares de copas.MÓNICA TORRES
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En