CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Los vampiros revolotean por las estancias de El Escorial

En una universidad de verano cabe casi todo, incluso vampiros. El ciclo de conferencias que acompaña a los cursos de la Complutense de El Escorial ofreció el jueves una disertación titulada Los vampiros, una respuesta médica a su existencia, impartida por el médico del Hospital Clínico San Carlos de Madrid Pedro Gargantilla.

El galeno relacionó rasgos habituales que la leyenda atribuye a los vampiros, como el rechazo a la luz solar, al agua y a los espejos, el salir de noche o la hiperactividad sexual, con síntomas propios de tres enfermedades distintas: la esquizofrenia, la porf...

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En una universidad de verano cabe casi todo, incluso vampiros. El ciclo de conferencias que acompaña a los cursos de la Complutense de El Escorial ofreció el jueves una disertación titulada Los vampiros, una respuesta médica a su existencia, impartida por el médico del Hospital Clínico San Carlos de Madrid Pedro Gargantilla.

El galeno relacionó rasgos habituales que la leyenda atribuye a los vampiros, como el rechazo a la luz solar, al agua y a los espejos, el salir de noche o la hiperactividad sexual, con síntomas propios de tres enfermedades distintas: la esquizofrenia, la porfiria y la rabia. 'Probablemente fueron varios rasgos de estas enfermedades los que originaron la leyenda de los vampiros', sugirió.

También repasó la biografía de varios ilustres chupasangres. Así, explicó que el famoso conde Vlad Tepes Drácula, personaje histórico que vivió en la actual Rumania en el siglo XIV, no era un conde de Transilvania, sino un príncipe soberano en Valaquia. Tampoco fue, en sentido estricto, un vampiro; más bien, un cabrito adulto, ya que ordenó ejecutar a alrededor de 10.000 personas.

Al parecer, el famoso conde tenía predilección por el empalamiento y gustaba de mojar pan en la sangre de sus víctimas.

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