La banda preparaba nuevos atentados en localidades turísticas

La banda terrorista ETA ha vuelto a escoger una localidad turística para preparar atentados, en una época del año en la que miles de personas se desplazan a la costa y no llaman la atención los vecinos desconocidos. Torrevieja crece en los meses de verano hasta el medio millón de habitantes de las más diversas procedencias, por lo que no es difícil pasar desapercibido.

Además, esta localidad turística está bien comunicada con toda la costa del Mediterráneo a través de la autopista A-7, lo que hubiera permitido a la pareja etarra desplazarse con rapidez para atentar en distintos puntos d...

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La banda terrorista ETA ha vuelto a escoger una localidad turística para preparar atentados, en una época del año en la que miles de personas se desplazan a la costa y no llaman la atención los vecinos desconocidos. Torrevieja crece en los meses de verano hasta el medio millón de habitantes de las más diversas procedencias, por lo que no es difícil pasar desapercibido.

Además, esta localidad turística está bien comunicada con toda la costa del Mediterráneo a través de la autopista A-7, lo que hubiera permitido a la pareja etarra desplazarse con rapidez para atentar en distintos puntos de litoral. El apartamento que ocupaban en Torrevieja la terrorista fallecida, Olaia Castresana, y su compañero, Anartz Oiarzabal, era una vivienda de multipropiedad en la que cambian frecuentemente los inquilinos.

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Roses y Gandia

El consejero de Justicia y Administraciones Públicas de la Generalitat valenciana, Carlos González Cepeda, confirmó anoche en el lugar de la explosión en Torrevieja que la banda terrorista pretendía atentar contra objetivos turísticos. Las sospechas de que ETA podía estar preparando una campaña de crímenes en zonas turísticas empezaron a tomar cuerpo con los atentados del pasado marzo en la localidad catalana de Roses y en la valenciana de Gandia. En una misma noche, la del sábado 17 de ese mes, los terroristas colocaron coches bomba en ambas poblaciones. El vehículo aparcado en una calle de Roses se convirtió en una trampa mortal para el (*CF13*)mosso d'Esquadra(*CF*) Santos Santamaría Avendaño, que falleció al estallar la bomba mientras desalojaba a los viandantes de la zona.

En el caso de Gandia, la banda dejó el coche en la zona de ocio más transitada de la localidad turística, pero afortunadamente, el detonador de esta segunda bomba no funcionó. La policía desalojó en 15 minutos a unas 200 personas de edificios y restaurantes de la calle de La Rábida y al no producirse la explosión, los especialistas del Tedax prepararon una voladura controlada de los cerca de 50 kilos de dinamita que escondía el vehículo. La deflagración, ya de madrugada, causó importantes desperfectos en un hotel, que quedó destrozado, y en las viviendas y coches de la calle afectada.

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Torrevieja ya fue objeto de un atentado terrorista, que no causó víctimas, el 24 de mayo de 1991, cuando ETA colocó un artefacto explosivo en el Hotel Marbella, dentro de la campaña de atentados de la banda durante ese verano en varias localidades de la costa mediterránea. Esa misma madrugada explotó otro artefacto de escasa potencia en el hotel Neptuno de Santa Pola, también en la costa alicantina.

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