Una historia del capitalismo italiano

La llegada de la familia Agnelli del brazo de EdF al consejo de administración de Montedison es el último avatar en la historia de un grupo, marcado como pocos por las peculiaridades del capitalismo italiano. Montedison surge en 1967 de la fusión de la empresa Montecatini (procedente del grupo estatal Iri) y de la eléctrica Edison. La nueva entidad controla el 80% del sector químico, y es objeto, casi inmediatamente, del interés de algunos de los tiburones de las finanzas de los años del boom económico italiano.

El entonces patrón de las finanzas nacionales, el banq...

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La llegada de la familia Agnelli del brazo de EdF al consejo de administración de Montedison es el último avatar en la historia de un grupo, marcado como pocos por las peculiaridades del capitalismo italiano. Montedison surge en 1967 de la fusión de la empresa Montecatini (procedente del grupo estatal Iri) y de la eléctrica Edison. La nueva entidad controla el 80% del sector químico, y es objeto, casi inmediatamente, del interés de algunos de los tiburones de las finanzas de los años del boom económico italiano.

El entonces patrón de las finanzas nacionales, el banquero Enrico Cuccia (fallecido en Milán a los 93 años, el año pasado) interviene para evitar que Michele Sindona, ligado a algunos de los episodios más turbios del capitalismo nacional, se apropie de Montedison. La gestión del grupo pasa así en 1980 a Mario Schimberni, bajo la tutela de Cuccia. El intento de Schimberni de independizarse se resolvió con su salida del grupo, que en 1986 queda bajo el control de la familia Ferruzzi, con el financiero Raúl Gardini a la cabeza.

La de Gardini es la etapa que ha marcado a sangre y fuego la historia de Montedison, porque bajo su guía se intenta la fusión con Enichem, que daría paso al grupo Enimont, convertido en uno de los mayores escándalos de la turbulenta era de Tangentopoli por las abundantes comisiones ilegales que se distribuyeron en la operación. Es además uno de los episodios más trágicos y misteriosos, que se resolvió con la quiebra económica de los Ferruzzi y el suicidio en la cárcel, en 1993, de Gabriele Cagliari, presidente del Eni, y poco después el del propio Gardini, que se disparó un tiro en la sien.

A partir de ese momento, Montedison regresa a la esfera de influencia de Mediobanca que organiza su salvamento con el apoyo de varios bancos nacionales. En mayo pasado se produjo por sorpresa el desembarco de EdF y con el coloso francés se alía ahora la Fiat para dar un color nacional a una operación que tendrá enormes repercusiones en el capitalismo italiano. Algunos analistas hablaban ayer del comienzo de una nueva era.

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