THE INDEPENDENT | REVISTA DE PRENSA

Percance papal en tierra dividida

Juan Pablo II se está dando cuenta esta semana en Ucrania de que es mucho más difícil curar las heridas espirituales que persiguen a esta región que derribar su viejo y opresivo orden político.

Tras su peregrinación a Tierra Santa el año pasado, el Papa se había propuesto visitar Kiev, (...) para acelerar el proceso de reconciliación entre católicos y ortodoxos, (...) pero lo cierto es que, por mucho que el Papa deseara que las cosas fueran de otra manera, la línea de fuego entre ortodoxos y católicos se encuentra en Ucrania, que es predominantemente ortodoxa, pero que tiene una conside...

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Juan Pablo II se está dando cuenta esta semana en Ucrania de que es mucho más difícil curar las heridas espirituales que persiguen a esta región que derribar su viejo y opresivo orden político.

Tras su peregrinación a Tierra Santa el año pasado, el Papa se había propuesto visitar Kiev, (...) para acelerar el proceso de reconciliación entre católicos y ortodoxos, (...) pero lo cierto es que, por mucho que el Papa deseara que las cosas fueran de otra manera, la línea de fuego entre ortodoxos y católicos se encuentra en Ucrania, que es predominantemente ortodoxa, pero que tiene una considerable minoría perteneciente a la Iglesia uniata, que profesa lealtad a Roma y es considerada por los ortodoxos como el caballo de Troya del Vaticano.

(...) La hostilidad feroz y bastante poco espiritual de la Iglesia ortodoxa rusa hacia la visita del Papa hace evidente la creencia de Rusia de que Ucrania, un país fundamental para la estabilidad de Europa, está dentro de su área de influencia. De manera similar, la entusiasta bienvenida dada a Juan Pablo II en la católica Ucrania occidental, tan parecida culturalmente a su Polonia, refleja el deseo de que Ucrania, como Polonia, quede anclada a Occidente.

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Éste es el campo de minas en el que se ha metido el Papa. Viajando a Ucrania, el Papa puede haber realizado una ambición personal, pero, desgraciadamente, amenaza con hacer mayores las mismas diferencias que tanto proclama querer limar.

Londres, 26 de junio

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