Más sobre la endogamia
Escribo estas líneas de acuerdo con mi conciencia moral y ciudadana, y las envío a EL PAÍS porque hace años ya se ocupó del caso que afectó a1 buen amigo Emilio Lledó y trata con sensibilidad los asuntos universitarios.
El caso es el que le ocurre ahora a la profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona doña María José Vega Ramos: a sus 39 años posee un historial que constituye la excepción de la regla, y tiene asimismo un talento natural, una energía para e1 estudio y una acumulación de saberes portentosos; sus maestros, el catedrático y crítico literario Ricardo Senabre y el acadé...
Escribo estas líneas de acuerdo con mi conciencia moral y ciudadana, y las envío a EL PAÍS porque hace años ya se ocupó del caso que afectó a1 buen amigo Emilio Lledó y trata con sensibilidad los asuntos universitarios.
El caso es el que le ocurre ahora a la profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona doña María José Vega Ramos: a sus 39 años posee un historial que constituye la excepción de la regla, y tiene asimismo un talento natural, una energía para e1 estudio y una acumulación de saberes portentosos; sus maestros, el catedrático y crítico literario Ricardo Senabre y el académico Francisco Rico, pueden atestiguarlo mejor que yo, que, en todo caso, y como miembro de varios tribunales de oposición, he sido testigo de ejercicios asombrosos.
Pues bien, a esta profesora no le ha sido posible obtener una cátedra universitaria en cuatro intentos seguidos, y no es seguro que la obtuviese en un hipotético quinto intento: sin duda, algo funciona muy mal en el procedimiento de selección. La gran perjudicada de todo es la sociedad española, la sucesión de promociones de alumnos, que se quedan sin que una estudiosa de excepción pueda ejercer su labor desde un puesto de responsabilidad; antes que nadie, la sociedad es la gran perjudicada, pues hoy día los alumnos buscan mucho con sana ansiedad a quien los oriente y los guíe.-