La familia de la víctima ha regresado a Ecuador

Alicia, de 28 años, la hija de Ángel María Guamán Valladares, asesinado el pasado 28 de mayo, reclama justicia por la muerte de su padre, ecuatoriano de 51 años nacido en Quito. Alicia desconocía ayer, hasta que este periódico le informó, que uno de los tres jóvenes que participó en el asalto en el que murió su padre había sido puesto en libertad por el juzgado de menores. Alicia vio morir a su padre, desangrado, en un paso de peatones de la calle de Escalona.

'Después de la muerte de mi padre hemos abandonado España y estamos de regreso en Ecuador. Mi hermano Patricio y yo estamos muy ...

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Alicia, de 28 años, la hija de Ángel María Guamán Valladares, asesinado el pasado 28 de mayo, reclama justicia por la muerte de su padre, ecuatoriano de 51 años nacido en Quito. Alicia desconocía ayer, hasta que este periódico le informó, que uno de los tres jóvenes que participó en el asalto en el que murió su padre había sido puesto en libertad por el juzgado de menores. Alicia vio morir a su padre, desangrado, en un paso de peatones de la calle de Escalona.

'Después de la muerte de mi padre hemos abandonado España y estamos de regreso en Ecuador. Mi hermano Patricio y yo estamos muy dolidos por la pérdida de nuestro padre y sólo pedimos que se haga justicia', explicó Alicia, a quien aún le tiembla la voz por teléfono. 'Mi madre ha quedado destrozada. No queremos seguir hablando del asunto', concluyó.

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Ella y su hermano Patricio, de 22 años, habían venido a Madrid a trabajar para enviar dinero a su madre, dos hermanos y el resto de la familia que tienen en su país natal. Alicia trabajaba de empleada doméstica y Patricio era pintor. Éste convenció a su padre para que viniera también a España para probar fortuna. Padre e hijo trabajaron juntos durante dos semanas para una empresa de pintura.

Ángel María murió un domingo, su único día libre de la semana, que aprovechó para ir al parque del Oeste a jugar un partido de fútbol. Se le hizo de noche y regresó en taxi hasta la calle de Escalona, a apenas dos manzanas de su casa. Le acompañaba su cuñado, José Félix Taipe, ecuatoriano de 44 años. 'La calle estaba oscura y de unos soportales salieron tres jóvenes que se nos echaron encima. A mi me botaron [derri-baron] y comenzaron a pegarme patadas y golpes. Me cubrí como pude y cuando me robaron la cadena se fueron', explicó Taipe. Cuando se levantó del suelo vio que Ángel María estaba tendido en el suelo con la pierna llena de sangre. 'Le incorporé y le acomodé en un escalón', añadió. Ángel María se levantó y caminó unos metros. Después cayó desplomado y murió desangrado.

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