La repetición del caso danés

Lo ocurrido ahora en Irlanda recuerda punto por punto los hechos acaecidos en 1992 en el seno de la UE. El 2 de junio de ese año, los daneses rechazaron en referéndum el Tratado de Maastricht por una diferencia de 46.000 votos (50,7% de noes frente al 40,3% de síes). También entonces la UE estaba enfrascada en un proceso de ampliación (la adhesión de Austria, Suecia y Finlandia) y algunos titulares de EL PAÍS, por ejemplo, hubieran servido también para estos días: 'Dinamarca rechaza el Tratado de Maastricht e interrumpe el proceso de unidad europea' (3 de junio de 1992). Ayer, en...

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Lo ocurrido ahora en Irlanda recuerda punto por punto los hechos acaecidos en 1992 en el seno de la UE. El 2 de junio de ese año, los daneses rechazaron en referéndum el Tratado de Maastricht por una diferencia de 46.000 votos (50,7% de noes frente al 40,3% de síes). También entonces la UE estaba enfrascada en un proceso de ampliación (la adhesión de Austria, Suecia y Finlandia) y algunos titulares de EL PAÍS, por ejemplo, hubieran servido también para estos días: 'Dinamarca rechaza el Tratado de Maastricht e interrumpe el proceso de unidad europea' (3 de junio de 1992). Ayer, en Bruselas, el Ejecutivo comunitario tuvo que desempolvar las soluciones que se aplicaron entonces. Tras negociar durante meses con el Gobierno danés, que había fracasado en su defensa del sí, se pactó que algunos puntos del tratado no se aplicaran en Dinamarca. Así, hubo consenso para que los daneses no se incorporaran a la moneda única ni a la política judicial y policial, a la vez que se acordaba una aclaración comunitaria para precisar que la existencia de una ciudadanía europea no prejuzgaba ni eliminaba la ciudadanía danesa.

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Con esas condiciones, el Gobierno convocó un segundo referéndum el 18 de mayo de 1993, y esta vez los daneses votaron a favor de un Maastricht a su medida (56,6% de síes frente al 43,2% de noes). El tratado fue ratificado por los Quince, entró en vigor y la ampliación se hizo en el tiempo previsto. Ayer, el primer ministro sueco, Göran Persson, y el presidente de la Comisión, Romano Prodi, apuntaron en la línea de la solución danesa: 'La presidencia de la UE y la Comisión están en proceso de consultas con el Gobierno irlandés y con los otros Estados miembros para evaluar los aspectos del referéndum'. Es decir, seguramente para detectar qué aspectos del Tratado de Niza podrían no ser aplicados en Irlanda. Entretanto, los demás países seguirán el proceso de ratificación. No hay plazo para ello, aunque ha de culminar antes de que concluyan, a finales de 2002, las negociaciones de adhesión con los candidatos.

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