Un hombre intenta zanjar una discusión sobre sus perros sacando una pistola

El arma tenía una bala en la recámara

Los hechos ocurrieron a las nueve y media de la noche del pasado sábado en un descampado situado junto a la calle de la Virgen de la Cabeza, en Coslada, cuando Pablo, como muchas otras personas del barrio, sacó a su mascota a dar un paseo. Mientras caminaban, otros dos perros que iban sueltos atacaron al de Pablo. Tras los dos canes llegó corriendo su dueño, que llamaba a los animales para que dejaran de morder al de Pablo. Una vez separados los perros, Pablo recriminó al hombre, un individuo de alrededor de 50 años, por llevar sueltos a los perros. Los dos hombres se enzarzaron en una discusi...

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Los hechos ocurrieron a las nueve y media de la noche del pasado sábado en un descampado situado junto a la calle de la Virgen de la Cabeza, en Coslada, cuando Pablo, como muchas otras personas del barrio, sacó a su mascota a dar un paseo. Mientras caminaban, otros dos perros que iban sueltos atacaron al de Pablo. Tras los dos canes llegó corriendo su dueño, que llamaba a los animales para que dejaran de morder al de Pablo. Una vez separados los perros, Pablo recriminó al hombre, un individuo de alrededor de 50 años, por llevar sueltos a los perros. Los dos hombres se enzarzaron en una discusión, y el dueño de los dos canes sacó una pistola, una Browning de calibre 6,35, y amenazó a Pablo con zanjar la riña de un disparo.

Pablo mantuvo su sangre fría e intentó persuadir a su agresor de que bajara el arma y dejara de apuntarle. Tras unos segundos de conversación, aprovechó un descuido del individuo y se le echó encima para quitarle la pistola. Tras un violento forcejeo, Pablo logró arrancar el arma de manos de su agresor y lo tumbó en el suelo de tres puñetazos. En la pelea, Pablo resultó herido en un dedo por un mordisco del otro hombre, por lo que tuvo que ser atendido después en el servicio de urgencias del Insalud-061.

Después de dejar a su agresor tendido en el suelo, Pablo se encaminó con la pistola en la mano hasta la comisaría de Policía Municipal de Coslada. Los agentes locales lo acompañaron entonces hasta las dependencias del Cuerpo Nacional de Policía de la localidad para que cursara la correspondiente denuncia.

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Pero cuando Pablo se asustó de verdad fue cuando los agentes, inspeccionando el arma, comprobaron que estaba montada para disparar y con una bala en la recámara. La policía sospecha que la pistola, que llevaba cinco balas más en el cargador, no tenía licencia.

Mientras Pablo presentaba la denuncia, una dotación policial se dirigió al descampado en el que había tenido lugar el incidente. Pero del agresor de Pablo y sus perros no quedaba ni rastro. La policía ha abierto una investigación para esclarecer los hechos y busca al agresor de Pablo, a quien éste recordaba haber visto en otras ocasiones con sus perros por el barrio.

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