Entrevista:MICHAEL SCHUMACHER | CAMPEÓN MUNDIAL DE F-1

'No soy una máquina de ganar carreras'

Al alemán Michael Schumacher ya sólo le queda el reto de enfrentarse a los récords históricos del automovilismo, a los cinco títulos mundiales del argentino Juan Manuel Fangio y a las 51 victorias en grandes premios del francés Alain Prost. Tiene 32 años, acumula tres campeonatos del mundo y 46 grandes premios. Y es, indudablemente, el piloto mejor pagado: entre su contrato con Ferrari y los ingresos publicitarios alcanza los 13.000 millones de pesetas anuales.

Tal y como comenzó la temporada, con dos victorias consecutivas en Australia y Malaisia, parecía que el Mundial sería un paseo....

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Al alemán Michael Schumacher ya sólo le queda el reto de enfrentarse a los récords históricos del automovilismo, a los cinco títulos mundiales del argentino Juan Manuel Fangio y a las 51 victorias en grandes premios del francés Alain Prost. Tiene 32 años, acumula tres campeonatos del mundo y 46 grandes premios. Y es, indudablemente, el piloto mejor pagado: entre su contrato con Ferrari y los ingresos publicitarios alcanza los 13.000 millones de pesetas anuales.

Tal y como comenzó la temporada, con dos victorias consecutivas en Australia y Malaisia, parecía que el Mundial sería un paseo. Pero llegó el bajón. No sólo McLaren-Mercedes se rehizo, sino que el binomio Williams BMW se puso a punto antes de los esperado y en Imola apareció un nuevo contrincante encarnado en su propio hermano pequeño, Ralf. En vísperas del Gran Premio de España, Michael Schumacher sabe que la lucha por el podio será feroz. No descarta a nadie.

'Fernando Alonso me impresionó, y mucho. Coulthard es un buen piloto, no digo que no, pero mi rival es Hakkinen'
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Pregunta. ¿Qué le pareció la victoria de Ralf en Imola?

Respuesta. Me alegré mucho. Hace tiempo que se la merecía. Siempre ha demostrado ser un piloto competitivo y sólo la mala suerte le había impedido demostrar antes su valía. En Imola todo le salió bien y ganó a lo grande. Los dos hemos conseguido nuestro objetivo, ganar un Gran Premio, y nuestros padres están muy orgullosos de ello. Además, yo no puedo ganar todas las carreras. Somos los primeros hermanos en ganar en la fórmula 1 y creo que, después de lo visto, Ralf conseguirá más victorias este año.

P. ¿Qué consejos le ha dado?

R. Pocos. Ya era muy rápido cuando corríamos juntos en el kartódromo de Kerpen y nos divertíamos mucho peleando en la pista. Hablábamos mucho de la fórmula 1, veíamos juntos las carreras, pero nunca ha necesitado mis consejos. Ahora está claro que en algunas carreras será mi principal rival. En realidad, tengo que agradecerle que [el escocés] David Coulthard no me haya superado en el Mundial.

P. ¿Qué ha pasado en Ferrari? Parece haber perdido competitividad tras su inicio espectacular?

R. El coche no es tan perfecto como al comienzo de la temporada, pero también hay que reconocer que los otros equipos han recuperado el terreno perdido muy rápidamente. Ahora tenemos que analizar por qué y volver a trabajar para marcar diferencias. La temporada es larga y los Ferrari volverán a ser competitivos al máximo nivel en cuanto solucionemos los problemas que nos han aquejado en Brasil e Imola.

P. Tiene una de las carreras deportivas más brillantes del automovilismo y a su alcance batir todos los records de la fórmula 1. ¿Le obsesiona alcanzar a Prost y Fangio?

R. En absoluto. A mí no me importan las estadísticas. Lo importante es ganar y hacer las cosas bien. Está bien estar cerca de lo más alto. Es bonito, pero no es lo más importante para mí.

P. Precisamente, Prost ha vaticinado que, una vez conseguido el primer título con Ferrari, el segundo llegará más fácilmente.

R. Nunca me ha gustado mirar hacia atrás, pero tampoco he pasado nunca una larga temporada sin conseguir victorias. Es verdad que siempre he estado en un equipo que ha logrado situarse donde quería llegar. En Benneton tardamos tres temporadas en ganar el primer campeonato y el segundo vino a continuación. En 1996, cuando cambié a Ferrari, no esperaba conseguir casi nada. Afronté la temporada como un periodo de adaptación, pero, aun así, logramos tres victorias y fuimos terceros en el Mundial de constructores. En 1997 ya fuimos más rápidos de lo que esperábamos y pudimos incluso ganar. En 1998 mejoramos mucho y dimos un gran salto. Sin embargo, en cuanto a resultados, fue un año peor. En 1999 tenía que haber ganado y no fue así. En 2000 conseguí mi primer título con Ferrari. Este año puede pasar cualquier cosa. Continuamos estando ahí arriba, aunque muy cerca unos de otros.

P. ¿Qué opina de los nuevos pilotos que han llegado este año, todos muy jóvenes?

R. Tenía que llegar una nueva generación y ya está aquí. Hubo una anterior con [el brasileño] Ayrton Senna, Prost o [el británico] Nigel Mansell, que eran fantásticos. Desde que ellos se fueron, no ha habido unos competidores reales a su altura. Antes no había tanta competitividad. Ahora el panorama es diferente. Realmente, ha llegado una nueva generación y en la fórmula 1 los pilotos estamos más cerca unos de otros que en el pasado. Pero no creo que, básicamente, los nuevos sean diferentes. Pienso que cuando un joven piloto llega a este nivel tiene que analizar la nueva situación y cambiar para convertirse en piloto de la fórmula 1, lo que significa adquirir un carácter, un estilo de conducción y otras cosas.

P. ¿Es Coulthard su principal rival este año?

R. Al principio, no lo creía, ya que [el finlandés] Hakkinen es más rápido, pero está siendo muy regular. El año pasado, Mika comenzó mal y luego fue mejorando hasta ser mi único rival. Creo que ahora hay dos hombres a batir dentro de McLaren. Coulthard es un buen piloto, no digo que no. Pero creo que mi rival es Mika.

P. ¿Qué opina de Fernando Alonso?

R. Me impresionó, y mucho, en su primera carrera. En Malaisia no sé lo que le pasó, pero también hizo buenos tiempos. Pero es muy pronto para hablar. Hay que darle tiempo. En la primera carrera demostró que es bueno, y eso es importante. Sé que tiene sólo 19 años y yo 32. Hay una gran diferencia de edad, pero yo no me fijo en esto. Los pilotos somos hombres en igualdad de condiciones. Lo válido es cómo se hacen las cosas.

P. ¿Ha cambiado mucho la fórmula 1 en los últimos años?

R. Sí, mucho. Y cada día cambia más. Ahora existe una presión mucho mayor y más trabajo para hacer. Sólo hay que ver cómo ha aumentado la gente que trabaja en la fórmula 1 y la velocidad con que todo cambia. El equipo Benetton es un buen ejemplo. Era una escudería de segunda fila y, cuando llegó Ross Brawn y su gente, comenzó a cambiar. Dieron un gran paso adelante y con ellos yo gané dos campeonatos. En poco tiempo pasó de nuevo a estar en el pelotón, creo que por dificultades financieras. Pero con la entrada de Renault seguro que todo va a volver a cambiar, especialmente a nivel económico. Y todo esto ha sucedido en menos de diez años.

P. ¿Qué le interesa además de su profesión?

R. No soy una máquina de ganar carreras. Soy como cualquier otra persona, con los mismos sentimientos, alegrías y tristezas, aunque la gente no lo vea. Hay un Michael Schumacher en los circuitos y otro en la vida cotidiana al que le gusta la tranquilidad y aprovechar al máximo la presencia de la familia, con mis dos hijos [Ginna María, de cuatro años, y Michael, de dos]. En el trabajo me concentro al máximo. Hay muchas esperanzas puestas en mí y no puedo defraudar a los aficionados ni a los que han invertido mucho dinero en nuestro proyecto.

P. ¿Qué hace con el dinero que gana?

R. Lo mismo que cualquier persona. Me da independencia. Soy afortunado por ganar ese dinero trabajando. Lograr los objetivos que me he marcado me aporta también independencia, pero no me parece importante lo que hago con el dinero. Tengo empresas especializadas que se encargan de gestionar mis inversiones.

P. ¿Cuál es la clave del éxito?

R. Indudablemente, hay que tener un talento natural, pero eso no es todo. Hace falta un entrenamiento físico y mental. Las dos cosas combinadas sí pueden llevar al éxito. La concentración durante el fin de semana es importante, la preparación del coche..., todo ha de estar perfecto. La combinación de la escuela italiana y la alemana y sus diferentes puntos de vista es también una buena solución, y eso lo he aprendido en Ferrari.

Michael Schumacher, junto a su coche-casa, en el circuito de Montmeló.S. SÁEZ

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