El Ayuntamiento de Valencia incrementa la presión urbanística sobre la fachada litoral

El proyecto del Balcón al Mar, en fase de alegaciones, arranca sin consenso y con retraso

Si el plan de remodelación del barrio de El Cabanyal-Canyamelar se ha iniciado sin el apoyo de la oposición municipal ni de los vecinos afectados -cerca de 1.700 viviendas desaparecerán para dejar paso al nuevo tramo de la avenida de Blasco Ibáñez-, otro tanto ha ocurrido con el proyecto del Balcón al Mar, que la alcaldesa pretende ejecutar antes de culminar su actual mandato.

Después de tres años de anuncios y expectativas, el equipo de gobierno del PP ha puesto en exposición pública el proyecto de Balcón al Mar, que ha recibido una rápida contestación por parte de urbanistas y arquite...

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Si el plan de remodelación del barrio de El Cabanyal-Canyamelar se ha iniciado sin el apoyo de la oposición municipal ni de los vecinos afectados -cerca de 1.700 viviendas desaparecerán para dejar paso al nuevo tramo de la avenida de Blasco Ibáñez-, otro tanto ha ocurrido con el proyecto del Balcón al Mar, que la alcaldesa pretende ejecutar antes de culminar su actual mandato.

Después de tres años de anuncios y expectativas, el equipo de gobierno del PP ha puesto en exposición pública el proyecto de Balcón al Mar, que ha recibido una rápida contestación por parte de urbanistas y arquitectos.

En el proyecto de Balcón al Mar, ahora en fase de alegaciones, los populares han vuelto a obviar la opinión de los vecinos y han rechazado la idea de convocar un concurso internacional de ideas, propuesta por la oposición socialista, para hallar una solución global que una la remodelación urbanística a la regeneración de barrios degradados como el de Natzaret.

El Balcón al Mar por el que apuesta Rita Barberá aumenta la edificabilidad en el perímetro de la dársena interior del puerto, ya que además de convertir los actuales tinglados en recintos destinados a tiendas y restaurantes, prevé la edificación de un nuevo complejo comercial junto al edificio de la actual estación marítima, aunque de mayores dimensiones. Además, el proyecto incluye la creación de dos edificios que albergarán restaurantes temáticos, un edificio para escuela de vela municipal y un gran complejo de 81.649 metros cuadrados destinado a instalaciones recreativas, comerciales y de ocio, que según la documentación oficial, incluirá piscinas de agua salada, cines, una pista de hielo y una torre mirador.

Sorprendentemente se prohibe el uso hotelero en esta zona -el único establecimiento de toda la fachada litoral se ubicará previsiblemente en un futuro en el privatizado balneario de Las Arenas- cuya ubicación hipotecará la prolongación del paseo marítimo por el muelle de Levante. El proyecto de Balcón al Mar incluye también otros elementos como la construcción de una lonja de pescadores en una de las pinzas que cierran la dársena interior y la construcción de otros elementos llamativos como una fuente cibernética y zonas para espectáculos audiovisuales sobre la lámina de agua.

Todo ello ha sido cifrado en un coste de 22.220 millones de pesetas, sin explicar el criterio utilizado, y a expensas de que el proyecto detallado de urbanización permita acotar el gasto previsto.

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El ambicioso proyecto municipal no acaba ahí, ya que se prevé el derribo de unos almacenes que cuentan con protección urbanística para crear una zona verde; la ubicación del museo marítimo en los docks levantados por el arquitecto Demetrio Ribes y la recuperación de una gran pastilla de terreno para la construcción de un pabellón deportivo olímpico y otras instalaciones públicas.

El diseño de Balcón al Mar impulsado por Rita Barberá cuenta, sin embargo, con un serio obstáculo. La orden firmada en mayo de 1999 por el entonces ministro de Fomento Rafael Arias Salgado por la que se desafectan del dominio portuario estatal los terrenos de la dársena interior del Puerto de Valencia no incluye ni los edificios situados en su interior, ni la franja de terreno de siete metros de anchura desde el cantil del muelle hacia tierra. Además, condiciona el uso temporal de toda la dársena 'hasta tanto se apruebe el proyecto de las obras de acceso norte por carretera al puerto de Valencia'. Un proyecto cuya financiación está todavía pendiente de discusión y que hará inviable el inicio de las obras hasta, al menos, finales de 2002.

Alternativas al dictado oficial

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