Reportaje:

Gorilas en la memoria

El libro 'El traç de la natura' recoge las vivencias y dibujos del etólogo Jordi Sabater Pi

'¿Lo más difícil de dibujar? Los gorilas. Son animales muy huidizos, tienen mucho miedo, pero yo los pude dibujar bien en los Virunga, en 1972, cuando me invitó Diane Fossey a la zona donde los estudiaba. Allí hice apuntes del natural del célebre Digit, al que luego mataron los indígenas'. La sala es muy pequeña y funcional, y está llena de gente, pero nadie puede evitar en este mediodía barcelonés verse trasladado a la jungla africana y sentirse embriagado por su verdor y su prístina abundancia de vida. Es el embrujo de las palabras de Jordi Sabater Pi (Barcelona, 1922), el veterano e...

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'¿Lo más difícil de dibujar? Los gorilas. Son animales muy huidizos, tienen mucho miedo, pero yo los pude dibujar bien en los Virunga, en 1972, cuando me invitó Diane Fossey a la zona donde los estudiaba. Allí hice apuntes del natural del célebre Digit, al que luego mataron los indígenas'. La sala es muy pequeña y funcional, y está llena de gente, pero nadie puede evitar en este mediodía barcelonés verse trasladado a la jungla africana y sentirse embriagado por su verdor y su prístina abundancia de vida. Es el embrujo de las palabras de Jordi Sabater Pi (Barcelona, 1922), el veterano etólogo y primatólogo catalán, que desgrana sus recuerdos con motivo de la presentación del libro El traç de la natura (Edicions 62), un bello volumen autobiográfico sobre sus vivencias -escritas por Xavier Duran- y pleno de los sensacionales dibujos que el naturalista ha realizado a lo largo de su carrera (2.000 de los originales se conservan en la Biblioteca de la Universdidad de Barcelona -Colección Sabater Pi-).

'Este libro explica a grandes rasgos mi vida', señala Sabater Pi, sonriendo ('una vida de película', según el editor, Joaquim Palau). 'Mi investigación antropológica sobre los fang, el estudio de las ranas goliath, las más grandes del mundo, que llegan a pesar cuatro kilos y saltan casi tres metros, lo que hace difícil cazarlas; de los pájaros indicadores de miel de cola de lira, y de los gorilas, claro, los de costa, que fui el primero en estudiar, y de los chimpancés...'. El naturalista se queda con la mirada perdida como si atisbara un antropoide en una rama muy lejana. 'Todo me interesa. Sabré más o menos, pero estoy abierto a la naturaleza, a toda la naturaleza, a captarla de la mejor manera posible...'.

Continúa: 'La ciencia en este país carece de algo que es muy corriente en los países anglosajones: el dibujo. Allí los científicos saben dibujar; a mí eso me parece un requisito indispensable. Para dibujar has de observar cuidadosamente, con mucho detenimiento. Y si observas, conoces. Si conoces, estimas. Y si estimas, proteges. Yo dibujo desde antes de saber escribir. De los dibujos del libro, que muestran paisajes, animales, indígenas, plantas, algunos están sacados de las libretas de notas, de los cuadernos de campo, son apuntes tomados del natural; otros son elaboraciones'. Sabater Pi dice que a la carrera de naturalista le llevó el azar. Una concatenación de casualidades. 'Fui a trabajar a Guinea, a una plantación, y allí pasaba los ratos de ocio mirando la naturaleza y a la gente. Aprendí la lengua fang, me introduje en sus costumbres. Luego establecí contactos con centros museográficos y sobre todo con el museo de ciencias de Nueva York. Eso me espoleó a estudiar los gorilas. ¿Que si he tenido suerte? Sí, no he estado nunca enfermo, lo que no es poco en África, y era muy resistente, caminaba todo el día por la selva, y me era igual si llovía torrencialmente'. ¿Qué lección ha aprendido en todos estos años de estudio de la naturaleza? 'Humildad. Los grandes antropoides son mucho más inteligentes de lo que pensamos. Hemos de bajar al hombre del pedestal. El estudio de gorilas y chimpancés sirve para entender el proceso de hominización y muchas de nuestras conductas'.

Como siempre que se trata de Sabater Pi, surge, ay, la sombra blanca de Nfumu, en el mundo Copito de Nieve. 'Una anécdota, una anécdota en mi carrera', exclama el sabio, quien, es sabido, no siente mucha simpatía por el gorila. 'Fruto de un asesinato, porque los cazadores mataron a toda su familia, él estaba aferrado a su madre muerta... En el libro explico la historia verdadera, porque se han explicado muchas fantasías'. En el libro explica que pagó de su bolsillo el rescate por la vida del gorila blanco y que rechazó un millón de dólares -¡de los años sesenta!- de la Expo de Montreal por el bicho para entregarlo finalmente al zoo barcelonés (el director de entonces, ajeno a la excepcionalidad del espécimen, le preguntó si podía encontrar dos o tres más para formar un grupo). Sabater explica que no hay ni probablemente habrá otro igual y añade que es un animal 'malcriado' y 'no muy listo'.

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