Cartas al director

La ley, ¿divina?

El 'revés del Derecho', parafraseando un conocido libro, podría titularse esta carta. Como profesora de Introducción al Derecho en un instituto de bachillerato, consideré interesante para mis alumnos que asistieran a un juicio en la Audiencia de Valencia, por lo que me puse en contacto con un magistrado que me facilitó muy amablemente esa actividad. Fue una experiencia muy ilustrativa, sobre todo por lo que expongo a continuación.

La puesta en escena: salón con techo artesonado, sillones de madera tallada, la mesa presidida por tres personas de la magistratura con sus togas correspondie...

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El 'revés del Derecho', parafraseando un conocido libro, podría titularse esta carta. Como profesora de Introducción al Derecho en un instituto de bachillerato, consideré interesante para mis alumnos que asistieran a un juicio en la Audiencia de Valencia, por lo que me puse en contacto con un magistrado que me facilitó muy amablemente esa actividad. Fue una experiencia muy ilustrativa, sobre todo por lo que expongo a continuación.

La puesta en escena: salón con techo artesonado, sillones de madera tallada, la mesa presidida por tres personas de la magistratura con sus togas correspondientes, sin faltar los puñetes, etcétera.

En este decorado imponente -que imponía-, la LEY se hacía presente... en una magistrada que, haciendo gala de una falta de sensibilidad escandalosa, estuvo todo el tiempo mascando chicle y, además, dedicada a sus quehaceres particulares, puesto que en ningún momento levantó la cabeza para, digamos, mantener las formas. Me pareció humillante para la persona que se sentaba en el banquillo y ofensivo para los asistentes (alumnos de diversos centros, incluso de la facultad de Derecho).

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¿Dónde está el respeto que esta señora debe a la función que está ejerciendo? También la LEY se hacía presente en un crucifijo tamaño poste sobre la mesa de los magistrados que, vuelto hacia el público, presidía el juicio de forma notable. Al finalizar el juicio, cuando hice una alusión sobre esto al magistrado, aunque me daba la razón, me habló de tolerancia, elemento estético (¿e ideológico, quizás?) y demás...

¿No estamos en un estado aconfesional? Tal parece que la prepotente Audiencia de Valencia no se ha dado cuenta. ¿O será que siguen pensando que la ley divina es el origen de todos los derechos? ¿Cómo evitar que mis alumnos salieran de allí pensando que la 'justicia es un cachondeo', como decía el alcalde Pacheco?-

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