Maradona y Vata también marcaron con la mano y no fueron sancionados

Meter un gol con la mano, como hizo Raúl el martes frente al Leeds, tiene precedentes. Al menos, dos muy sonados. Lo que no tiene precedentes es la sanción impuesta al madridista. Sus antecesores en el dudoso honor de conseguir un tanto de esa guisa -Maradona, con la célebre mano de Dios, y Vata- no recibieron reprimenda alguna por parte de la FIFA. El que era responsable de los arbitrajes y hoy es secretario General de ese organismo, Michel Zen-Ruffinen, afirmó entonces: 'El error de los árbitros forma parte del fútbol'.

Nada pasó cuando Maradona aupó su escasa estatura con la ...

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Meter un gol con la mano, como hizo Raúl el martes frente al Leeds, tiene precedentes. Al menos, dos muy sonados. Lo que no tiene precedentes es la sanción impuesta al madridista. Sus antecesores en el dudoso honor de conseguir un tanto de esa guisa -Maradona, con la célebre mano de Dios, y Vata- no recibieron reprimenda alguna por parte de la FIFA. El que era responsable de los arbitrajes y hoy es secretario General de ese organismo, Michel Zen-Ruffinen, afirmó entonces: 'El error de los árbitros forma parte del fútbol'.

Nada pasó cuando Maradona aupó su escasa estatura con la ayuda de una mano para marcar en un partido de los cuartos de final del Mundial de México 86 ante Inglaterra, ganado finalmente por Argentina por 2-1. No pasó nada, excepto que el árbitro, el tunecino Ali Bennaceur, fue puesto en evidencia por la FIFA. Por lo demás, incluso hubo cierta benevolencia y admiración ante la picaresca de Maradona. Por cierto, Argentina ganó el título.

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El caso de Vata está más cercano en el tiempo al de Raúl. El angoleño marcó de un manotazo a la salida de un córner el 2-1 con el que el Benfica eliminó al Olympique de Marsella en las semifinales de la Copa de Europa de 1990. Vata, astuto pero tramposo, se adelantó al guardameta francés y metio balón y puño en la portería. Los portugueses jugaron la final de aquella edición contra el Milan. Perdieron. Vata la jugó. Nadie se lo había prohibido.