'Si hay que echar hora y media más, se echa'

Botín subió al estrado como un profesor universitario. Ataviado con un traje oscuro y esa corbata corporativa de color granate que ha hecho fija para estas ocasiones, se dirigió al personal como a los alumnos en la facultad: 'Cojan la Memoria'. Esgrimió la suya repleta de señales amarillas y todas se abrieron de inmediato. 'No se ha hecho en el mundo una Memoria como ésta, os pido que la leáis con detalle, aunque lleve mucho tiempo; hay datos que conviene que vean'. Mezclaba el tuteo y el usted. 'Abran la página cinco; la 39, sobre recursos humanos; la 43; la 49; la 71...; no dejen de ver con ...

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Botín subió al estrado como un profesor universitario. Ataviado con un traje oscuro y esa corbata corporativa de color granate que ha hecho fija para estas ocasiones, se dirigió al personal como a los alumnos en la facultad: 'Cojan la Memoria'. Esgrimió la suya repleta de señales amarillas y todas se abrieron de inmediato. 'No se ha hecho en el mundo una Memoria como ésta, os pido que la leáis con detalle, aunque lleve mucho tiempo; hay datos que conviene que vean'. Mezclaba el tuteo y el usted. 'Abran la página cinco; la 39, sobre recursos humanos; la 43; la 49; la 71...; no dejen de ver con todo detalle las páginas dedicadas a Iberoamérica...'. Siguió: 'Miren la auditoría, que nos cuesta 2.500 millones más 1.300 de otros servicios. Hay que reducir costes'. Allí estaban los auditores de Arthur Andersen tomando nota.

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Le escuchaban casi 3.000 personas distribuidas en cuatro gradas enormes (2.655 directivos, de ellos 610 mujeres, 'el doble que el año pasado, y el que viene vendrá Paulita', la telefonista que le filtra las llamadas). No está nada mal esta vieja obsesión de Botín por aumentar el número de mujeres en cargos directivos y más aún que haga esa mención en el día de la Mujer.

Botín estaba como suele. En loor de multitudes. Desde hace tres años aprovecha la Convención de directivos para lanzar sus arengas. Siempre llenos de alabanzas, primero, y de críticas, después. Es su táctica. 'Se ha avanzado en eficiencia; pero todavía estamos en el 56% y queda mucho camino para llegar al 40%, que como todos sabéis es el objetivo', recalcó.

'Seguimos teniendo mucha burocracia y unos servicios centrales demasiado pesados', apuntó después. Así que a aligerar y a gastar menos. Y a trabajar más. Con el ejemplo del consejero delegado, Ángel Corcóstegui, como bandera, entró de lleno: 'Si hay que echar hora y media más de trabajo, se echa'. Como para que los sindicatos, cuyos dirigentes estaban presentes, le planteen las 35 horas. Arrancó risas y se animó: 'En vista del aplauso, lo repito: si hay que echar hora y media más, se echa. Y menos reuniones, más cortas y más atención al cliente. El partido no se gana si no nos dejamos el pellejo'. Y remachó, no se sabe muy bien con qué intención ni hacia quién: 'El que quiera ser titular ya sabe el camino'.

Siempre atento a los detalles, y en medio de loas a los socios extranjeros, el banquero cántabro se dirigió a sus colegas brasileños de Banespa, recién adquirido, en portugués: 'É uma satisfaçao...'. A toda velocidad (no quería salirse del horario establecido), siguió dando recados: 'Hay que rentabilizar nuestro capital, hay que sacar chispas al capital que tenemos, todo el mundo sabe que nuestras acciones están infravaloradas'.

No se sabe qué intención tiene Botín sobre el futuro de las marcas. Ayer se limitó a felicitar a Banesto y a su presidente, Alfredo Sáenz; a enconmendar a la red del Santander que aumente los depósitos y el cobro de comisiones y a la del BCH a bajar los costes.

A las 13.23, sin llegar a la media hora, terminó: 'No se trata de ser los mayores, hay que ser los mejores'. Y llegar a la meta, donde José María Amusátegui espera.

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