La noche en la que todo fue posible

Irureta y sus jugadores consideran que el equipo "es capaz de cualquier cosa"

Fue una noche donde parecieron suspenderse las leyes del fútbol y hasta las de la física. Del público a los jugadores, todo el mundo compartía la misma sensación, como si el Deportivo hubiese traspasado la frontera de lo imposible. "Esto no es lógico, no es lógico", repetían los futbolistas al terminar el partido. "Histórico", decía Mauro Silva. Otros recordaban lo ocurrido ante el Madrid y ya sacaban conclusiones. "Somos capaces de cualquier cosa", se aventuró a decir Naybet. Lo mismo que pensaba su presidente, Augusto César Lendoiro: "cuando el Deportivo quiere jugar, es capaz de lo que sea"...

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Fue una noche donde parecieron suspenderse las leyes del fútbol y hasta las de la física. Del público a los jugadores, todo el mundo compartía la misma sensación, como si el Deportivo hubiese traspasado la frontera de lo imposible. "Esto no es lógico, no es lógico", repetían los futbolistas al terminar el partido. "Histórico", decía Mauro Silva. Otros recordaban lo ocurrido ante el Madrid y ya sacaban conclusiones. "Somos capaces de cualquier cosa", se aventuró a decir Naybet. Lo mismo que pensaba su presidente, Augusto César Lendoiro: "cuando el Deportivo quiere jugar, es capaz de lo que sea".

Con el 0-3, ¿en algún momento se le pasó por la cabeza la posibilidad de remontar?", preguntó un periodista a Irureta tras el partido. "Te voy a decir una cosa", respondió el técnico, "ya le habíamos remontado al Barcelona y al Madrid. ¿Por qué no íbamos a hacerlo también esta vez? Hemos demostrado que somos un equipo con carácter, capaz de sobreponerse a todo".

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Cierto que hasta que llegó la remontada, la aventura europea del Depor parecía caminar hacia su final. E Irureta debió sufrir tanto, que luego se permitió bromear: "Yo no quiero vivir así, con estas taquicardias encima ... Me gusta ganar 4-0". Irureta insistió en ver el partido con su habitual mirada racionalista: "Ningún entrenador está contento cuando le marcan tres goles a su equipo, prefiero que esto no se vuelva a repetir". Pero, de inmediato, le pudo más la emoción aún caliente por lo que acababa de suceder: "La verdad es que casi mereció la pena. Estamos tan dichosos que quizá hasta no estuvo mal que ellos se pusieran con tres goles por delante".

Con 35 años de fútbol a cuestas, Irureta creía que ya lo había visto todo. Hasta anoche. "Sólo me pasó algo parecido una vez cuando jugaba en el Atlético de Madrid. El Sevilla se nos puso tres goles por delante en el Manzanares y nosotros conseguimos empatar. Y, curiosamente, la directiva nos castigó por bajo rendimiento". Irureta, desde luego, no va a hacer lo mismo, porque anoche era un hombre orgulloso de sus futbolistas. Sólo una mancha enturbiaba su felicidad: la derrota del Milan en Estambul, que obliga al Depor a puntuar en San Siro para asegurarse el pase a cuartos de final. El mismo San Siro donde se jugará la final de la Liga de Campeones, como le recordaron al técnico vasco. ¿Estará el Depor allí? "No sé, no sé", respondió, pero en su gesto parecía intuirse lo mismo que pensaba todo Riazor: ahora, cualquier cosa es posible.

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