Columna

Tres carteras y un bolsillo

La polémica sobre quién paga la llegada del AVE al aeropuerto o quien financia la línea 9 tiene una sola y fácil respuesta: el contribuyente. El dinero de su bolsillo se reparte luego en tres carteras (central, autonómica y local), pero tiene un único origen. Forma parte del lenguaje de algunos políticos atribuirse las inversiones y los pagos, pasando por alto que, en el mejor de los casos, lo que hacen es administrarlos.

Algunos tienen incluso el verbo fácil y no dudan en explicar los grandes sacrificios que han hecho para costear determinadas obras. No consta que ningún periodista hay...

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La polémica sobre quién paga la llegada del AVE al aeropuerto o quien financia la línea 9 tiene una sola y fácil respuesta: el contribuyente. El dinero de su bolsillo se reparte luego en tres carteras (central, autonómica y local), pero tiene un único origen. Forma parte del lenguaje de algunos políticos atribuirse las inversiones y los pagos, pasando por alto que, en el mejor de los casos, lo que hacen es administrarlos.

Algunos tienen incluso el verbo fácil y no dudan en explicar los grandes sacrificios que han hecho para costear determinadas obras. No consta que ningún periodista haya tenido nunca la impertinencia de preguntar, cuando así se argumenta, si el sacrificio le supone al prócer dejar de comer postre durante un mes o quedarse sin la paga de Navidad.

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No. El sacrificio casi siempre es otro quien lo hace: si el Gobierno catalán pone dinero para pagar la llegada del AVE a El Prat, ese mismo dinero dejará de ir a otra parte, sea el desdoblamiento de la 1411 o la eliminación del peaje de la A-17, la cobertura de la Gran Via o quizá se mantenga la espera de seis años y medio para una prótesis de rodilla.

Gobernar es decidir prioridades. Y así debe ser, pero para el postergado en las preferencias, para el que se queda sin su tramito de carretera o de metro, resulta sangriento ver como, encima, se le sugiere que tiene que dar las gracias al supuesto sacrificado.

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