La Duma aprueba la reducción del número de partidos en Rusia

Ni siquiera la oposición de última hora de los comunistas impidió anoche que el presidente ruso, Vladímir Putin, utilizase de nuevo el rodillo del poder para lograr que la Duma (Cámara baja del Parlamento) aprobase dócilmente en primera lectura la ley sobre partidos políticos, una de las claves de un proyecto que se basa en la concentración del poder. El objetivo declarado es reducir el número de grupos políticos para limpiar el proceso electoral y garantizar el pluralismo. El oculto, según los críticos de la ley, es justamente el contrario: reforzar el control del Estado.

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Ni siquiera la oposición de última hora de los comunistas impidió anoche que el presidente ruso, Vladímir Putin, utilizase de nuevo el rodillo del poder para lograr que la Duma (Cámara baja del Parlamento) aprobase dócilmente en primera lectura la ley sobre partidos políticos, una de las claves de un proyecto que se basa en la concentración del poder. El objetivo declarado es reducir el número de grupos políticos para limpiar el proceso electoral y garantizar el pluralismo. El oculto, según los críticos de la ley, es justamente el contrario: reforzar el control del Estado.

Puede que cerca de 200 partidos y organizaciones políticas sean demasiados para un país que pasó la mayor parte del siglo XX bajo el absoluto dominio de uno solo: el comunista. Pero eso no impide que la propuesta de Putin dispare sirenas de alarma y suscite la sospecha de que atenta contra una democracia todavía en pañales y en la que el auténtico pluralismo es un lujo.

Hasta cinco propuestas se sometieron ayer a debate, pero sólo prosperó una, la de Putin. Obtuvo 280 votos frente a 109. Aún le quedan dos lecturas, un camino que promete no ser azaroso y en el que se le incorporarán algunas enmiendas. Esa promesa permitió que ayer votasen a favor, entre otros, la mayoría de los diputados liberales de Yábloko y de la Unión de Fuerzas de Derecha, además de los progubernamentales de Unidad, los de Patria-Toda Rusia (liderado por Yevgueni Primakov) y los ultranacionalistas de Vladímir Zhirinovski.

Oposición comunista

De los grandes grupos, sólo el comunista (el mayor) se opuso al proyecto, que su líder, Guennadi Ziugánov, considera que condena a los partidos al 'constante escrutinio' del Estado. No parece, sin embargo, que ese rechazo vaya a llegar hasta las últimas consecuencias. El liberal Vladímir Rizhkov cree, por su parte, que más que una ley sobre partidos se trata de una ley para deshacerse de ellos. Es, señaló, como si a un enfermo grave se le ofreciese un ataúd en lugar de medicamentos.

Según el texto aprobado ayer, los partidos deberán contar con más de 10.000 militantes (a los que habrá que identificar) y con al menos 100 miembros en 45 de las 89 regiones del país. La financiación pública se pagará a posteriori y tan sólo a los grupos que hayan obtenido más del 3% de los votos. Se establece también la obligatoriedad de participar en diferentes procesos electorales y se someten las finanzas al escrutinio minucioso por los órganos estatales. Se prohíben, además, los partidos basados en criterios étnicos, religiosos o de sexo, lo que dejará por ejemplo fuera de juego a Mujeres de Rusia.

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'Con menos partidos, y mayores', dijo recientemente Putin, 'se podrá formar un Gobierno de base partidaria y tener una oposición que desafíe al Gobierno'. Una afirmación sorprendente en quien apenas consiente que nadie le plante cara.

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