Viajes para ejecutivos solidarios

La consultora Meta ensaya en Kenia un viaje de incentivos que incluye una acción humanitaria: la construcción de un pabellón para una escuela

Los viajes de incentivos para estimular a los trabajadores o facilitar la relación con algún cliente ya son cosa cotidiana. Los profesionales que hoy forman la consultora Meta, nacida de una agencia de viajes, llevaron a uno de sus clientes al Báltico en 1989; hicieron practicar tai-chi, una técnica de relajación oriental, en Pekín, a otro, tres años después; organizaron una ginkana en el altiplano guatemalteco para fomentar el trabajo en equipo de uno más en 1996 y crearon un juego de misterio, con asesinato ficticio incluido, para un grupo de directivos a bordo del Orient Express al año sigu...

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Los viajes de incentivos para estimular a los trabajadores o facilitar la relación con algún cliente ya son cosa cotidiana. Los profesionales que hoy forman la consultora Meta, nacida de una agencia de viajes, llevaron a uno de sus clientes al Báltico en 1989; hicieron practicar tai-chi, una técnica de relajación oriental, en Pekín, a otro, tres años después; organizaron una ginkana en el altiplano guatemalteco para fomentar el trabajo en equipo de uno más en 1996 y crearon un juego de misterio, con asesinato ficticio incluido, para un grupo de directivos a bordo del Orient Express al año siguiente, además de montar un sinfín de jornadas en lugares menos exóticos como los Pirineos o Ávila. Su último ensayo es más original: ligar el objetivo empresarial que suele motivar estos viajes con una labor humanitaria.

Con este fin, lió a la aseguradora Aegon para llevar a su equipo de ventas, 106 personas en total, a Massai Mara, en Kenia, e incluyó entre las actividades obligatorias la construcción de un pabellón, junto a la escuela. La actividad duró un día, pero al siguiente y último del viaje, casi todos los participantes volvieron a la escuela para ver el resultado de su trabajo. De vuelta a España, abrieron una cuenta corriente y siguen interesándose por el proyecto, subraya el director general de Meta, Antonio Mateo, para explicar el valor añadido de este tipo de viajes: 'Nunca he visto a un grupo tan motivado'.

Aegon pagó por esta aventura alrededor de 40 millones de pesetas -el coste medio en estos viajes es de entre 300.000 y 400.000 pesetas por persona-. De esa cantidad, la escuela se llevó unos tres millones, asegura Mateo para explicar que este tipo de iniciativa no tiene por qué encarecer el presupuesto de las empresas que ya incentivan a sus trabajadores con un viaje.'El viaje de incentivos ya no es sólo un premio', subraya Antonio Mateo, 'hay que conseguir objetivos' y hacerlo de una forma diferente que sirva a los participantes para recordar lo aprendido. Meta tarda alrededor de un año en preparar uno de estos viajes.

La experiencia en Kenia es sólo del principio, ya que la consultora, que tiene sólo un año de vida y facturó en su primer ejercicio algo más de 331 millones de pesetas, quiere profundizar este ensayo. Y no descarta llegar a acuerdos con alguna organización no gubernamental para identificar proyectos necesarios.

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