Patrice Burt busca el equilibrio entre la danza masculina y femenina en su versión de 'Giselle'

'En el siglo XIX a los bailarines se les había dejado de lado, todo se centraba en la mujer. He tenido que trabajar mucho en el primer acto para lograr un equilibrio entre la danza masculina y la femenina. El resultado es que, durante este primer acto, se verá mucha más danza que en otras producciones de Giselle', explicó ayer en Sevilla Patrice Bart, el coreógrafo y bailarín francés que, por tercera temporada consecutiva, presenta uno de sus trabajos en el teatro de la Maestranza.

'Giselle es el mejor de los ballets románticos y es una pieza clave para la evolución de tod...

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'En el siglo XIX a los bailarines se les había dejado de lado, todo se centraba en la mujer. He tenido que trabajar mucho en el primer acto para lograr un equilibrio entre la danza masculina y la femenina. El resultado es que, durante este primer acto, se verá mucha más danza que en otras producciones de Giselle', explicó ayer en Sevilla Patrice Bart, el coreógrafo y bailarín francés que, por tercera temporada consecutiva, presenta uno de sus trabajos en el teatro de la Maestranza.

'Giselle es el mejor de los ballets románticos y es una pieza clave para la evolución de todo el clásico', añadió Georg Quander, intendente del ballet que forma parte de la Deutsche Staatsoper de Berlín, una compañía que está bajo la dirección artística y musical de Daniel Barenboim. Steffi Scherzer, Oliver Matz y Bettina Thiel protagonizaron ayer la primera de las representaciones de Giselle. El segundo reparto, que podrá verse esta noche, cuenta en los papeles de Giselle, Albercht y la Reina de las Wilis con Beatrice Knop, Ronald Savkovic y Marie-Soizic Cabié, respectivamente.

'La dificultad del trabajo está en el primer acto, que tiene mucha parte teatral. Cada vez que me enfrento a la revisión de un ballet clásico trato de adaptarlo a la forma de vida de nuestro tiempo. Es importante que el resultado no esté desfasado y se presente como algo vivo, aunque sin traicionar la tradición', aseguró Patrice Burt, para quien ésta es su tercera versión de Giselle. La primera la realizó en 1991, para el Teatro de la Ópera de París; la segunda, de 1996, fue un encargo del Teatro alla Scala de Milán.

'En las dos producciones anteriores también he trabajado para encontrar el equilibrio entre la danza masculina y la femenina. Pero, desde 1991, mi estilo ha ido evolucionando y, claro está, como es una obra que se ha representado muchas veces he podido ir cambiando las pequeñas cosas que no me gustaban', comenta Patrice Burt, asistente del director del Ballet de la Ópera de París desde 1990. 'Todos los cambios se han realizado en el primer acto. El segundo acto, el ballet blanco, es casi una pieza de museo que nadie debe tocar', añade el coreógrafo.

'Musicalmente, éste es uno de los ballets más complicados porque mezcla dos estilos. Se representa un ballet romántico, pero la música está tratada de manera clásica. Es una partitura muy transparente y eso la hace más difícil', comentó Iván del Prado, quien estuvo al frente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. 'La música original de Adolphe Adam ha sufrido muchas orquestaciones distintas. Ésta es una de las que más respeta el original e incluye el final que interpretó Nureyev', concluye.

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