Un banco en medio de todos los escándalos

Desde el hundimiento de Torras-KIO hasta la fuga de Luis Roldán, pasando por Filesa, Aresbank ha participado en los episodios más turbios de la escena española

En 1977, Aresbank apareció en los periódicos por ser la tercera entidad que mayores inversiones tenía en Latinoamérica, por valor de 132 millones de pesetas, después del Santander y el Banco Central. Dos años después se conoció que el Banco Popular, con gran visión de futuro, decidió abandonar el consejo de Aresbank. En 1981, por curioso que resulte en estos momentos, fue elegido banco del año por un semanario económico. Esta publicación justificó el premio porque su balance creció un 20%, y el beneficio, un 75%, lo contrario de lo que sucede 20 años después. Para 1984, las inversiones ...

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En 1977, Aresbank apareció en los periódicos por ser la tercera entidad que mayores inversiones tenía en Latinoamérica, por valor de 132 millones de pesetas, después del Santander y el Banco Central. Dos años después se conoció que el Banco Popular, con gran visión de futuro, decidió abandonar el consejo de Aresbank. En 1981, por curioso que resulte en estos momentos, fue elegido banco del año por un semanario económico. Esta publicación justificó el premio porque su balance creció un 20%, y el beneficio, un 75%, lo contrario de lo que sucede 20 años después. Para 1984, las inversiones de Aresbank en América Latina ya habían subido hasta los 15.000 millones de pesetas, lo que suponía el 1,5% del patrimonio total de entidades españolas en este continente. Con esta apuesta empezaron los problemas: Aresbank reconoció un fuerte incremento de la morosidad, por lo que tuvo que realizar dotaciones por valor de 1.800 millones de pesetas. En marzo de ese mismo año, el Gobierno decidió adjudicar el Banco Atlántico, dentro del proceso de privatización de Rumasa, al consorcio formado por Arab Banking Corporation (ABC), un 70%; Aresbank, un 5%, y Banco Exterior, un 25%. El Banco Bilbao, entonces presidido por José Ángel Sánchez Asiaín, criticó esta decisión, que fue considerada por el sector como 'otra nueva nacionalización'. Posteriormente, Aresbank vendió su participación en el Atlántico, que ahora controla una pequeña parte del Árabe Español.

En 1985 hubo otro cambio en el accionariado con la marcha del Banco Hispano Americano, que vendió el 6% que tenía al Crédit Populaire d'Algérie. En 1987 llegaron nuevos problemas para Aresbank: compró el 25% de Hispano Alemana de Construcción (HASA), una antigua constructora de Rumasa en dificultades. Al año siguiente, más problemas: Areservice, sociedad de servicios de Aresbank, se retiró de la gestión de Puerto Sherry, en El Puerto de Santa María, tras perder más de 1.000 millones.

Pero si hasta ahora las inversiones habían ido mal, la política y los malos empresarios provocaron que el futuro fuera todavía más negro. En 1989, Aresbank acudió como salvador de Explosivos Río Tinto (ERT), empresa de Torras-KIO controlada por Javier de la Rosa, y asumió parte de la deuda, que ascendía a 19.000 millones de pesetas. Sin duda, la amistad entre los kuwaitíes accionistas de Aresbank y los de KIO desempeñaron un papel importante. Años después, los problemas financieros por esta participación se complicarían de manera extraordinaria.

Desde 1992 en adelante, las complicaciones llegaron por su vinculación al PSOE y a su financiación irregular en el escándalo de Filesa. El PSOE utilizó las cuentas que tenía Guillermo Galeote en Aresbank para realizar transferencias con oscuros destinos.

En 1996 volvió Aresbank a la revuelta escena política. En este caso fueron las investigaciones de la juez Teresa Chacón sobre el ingreso de 1.132 millones de pesetas en una cuenta que Aida Álvarez tenía abierta en Aresbank. Era otra ramificación de la financiación ilegal del PSOE.

Al año siguiente se conoció que Luis Roldán, ex director general de la Guardia Civil y ahora condenado por malversación de fondos públicos, utilizaba la sede de Aresbank en Madrid para traspasar el dinero desde Ginebra hasta España. Aresbank vio cómo la policía española registró varias veces su sede para buscar las pistas de Roldán y su colaborador Francisco Paesa.

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