Cartas al director

Hacienda

Desgraciadamente escribo esta carta después de haber perdido a mi padre. A pesar de que éste no es el motivo de estas letras, ha tenido una relación directa en los sucesos que mi familia y yo ahora tenemos que lamentar. Durante 1999, mi padre vivió cuatro meses. De dicho periodo se realizó la declaración de renta oportuna, cuyo resultado fue negativo. Mi familia esperó durante el año pasado una devolución que no llegó. A causa de nuestras obligaciones laborales no pudimos acercarnos a la delegación, pero reclamamos esta información por teléfono, sin obtener ningún resultado. Un contestador au...

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Desgraciadamente escribo esta carta después de haber perdido a mi padre. A pesar de que éste no es el motivo de estas letras, ha tenido una relación directa en los sucesos que mi familia y yo ahora tenemos que lamentar. Durante 1999, mi padre vivió cuatro meses. De dicho periodo se realizó la declaración de renta oportuna, cuyo resultado fue negativo. Mi familia esperó durante el año pasado una devolución que no llegó. A causa de nuestras obligaciones laborales no pudimos acercarnos a la delegación, pero reclamamos esta información por teléfono, sin obtener ningún resultado. Un contestador automático hacía las veces de funcionario.

Por fin, el primer día laborable del año 2001, mi madre se pudo personar en la delegación de Hacienda del distrito de Sant Andreu, en Barcelona. La respuesta del funcionario (simples títeres del sistema) fue la siguiente: 'Al ser una persona que ha fallecido, no la podíamos encontrar en ningún sitio'. Los difuntos no han sido nada para Hacienda. Mi padre no tenía un domicilio, ni una mujer, ni unos hijos a los que poder acudir, según Hacienda. Saquen las conclusiones que crean necesarias. Por mi parte, me pregunto: ¿qué habría pasado si en lugar de una devolución hubiera sido una contribución?-

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