La competencia es lenta

En teoría, a partir del 1 de enero, los consumidores podrán cambiar de operador telefónico sin cambiar la instalación ni perder el número de teléfono. Podrán, incluso, contratar la línea con un operador alternativo a Telefónica. Hasta ahora, esa posibilidad está sólo al alcance de aquellos hogares por los que ha pasado ya el cable. La realidad de la liberalización es amarga y suscita pocas esperanzas respeto a un rápido acceso a nuevos operadores en la telefonía local. Telefónica conserva todavía un 95% del mercado de la telefonía fija, incluidas las llamadas interprovinciales e internacionale...

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En teoría, a partir del 1 de enero, los consumidores podrán cambiar de operador telefónico sin cambiar la instalación ni perder el número de teléfono. Podrán, incluso, contratar la línea con un operador alternativo a Telefónica. Hasta ahora, esa posibilidad está sólo al alcance de aquellos hogares por los que ha pasado ya el cable. La realidad de la liberalización es amarga y suscita pocas esperanzas respeto a un rápido acceso a nuevos operadores en la telefonía local. Telefónica conserva todavía un 95% del mercado de la telefonía fija, incluidas las llamadas interprovinciales e internacionales, que se liberalizaron en 1998.

Además, las medidas de competencia introducidas sufren o han sufrido un retraso considerable desde que se aprobaron hasta que se disfrutan. Es el caso de la preasignación (la posibilidad de llamar por otro operador sin necesidad del prefijo en llamadas de larga distancia), la portabilidad del móvil (el cambio de operador sin perder el número) o el acceso indirecto (con prefijo) para las llamadas locales, un posibilidad que se debería haber ofrecido desde el 15 de noviembre.

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