Tribuna:

Navideña

Los barceloneses más críticos se quejan de las iluminaciones públicas que tratan de inculcarte que es Navidad. Las consideran obsoletas y tal vez lo sean, aunque estos días ensangrentados por los atentados de ETA difícilmente las luces conseguirían imponerse a esta atmósfera turbia en la que se necesita toda la capacidad de esquizofrenia para cohabitar con la fiesta y con la muerte y, además, ni siquiera nos ha tocado suficientemente la lotería. Vivir en la periferia de las Españas tiene ventajas e inconvenientes. Ante todo recibes la gesticulación del poder más que la entiendes y casi nunca s...

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Los barceloneses más críticos se quejan de las iluminaciones públicas que tratan de inculcarte que es Navidad. Las consideran obsoletas y tal vez lo sean, aunque estos días ensangrentados por los atentados de ETA difícilmente las luces conseguirían imponerse a esta atmósfera turbia en la que se necesita toda la capacidad de esquizofrenia para cohabitar con la fiesta y con la muerte y, además, ni siquiera nos ha tocado suficientemente la lotería. Vivir en la periferia de las Españas tiene ventajas e inconvenientes. Ante todo recibes la gesticulación del poder más que la entiendes y casi nunca se establece una conformidad absoluta con lo que piensa el centro, poderosa muela que trata de hegemonizar la dialéctica entre lo centrípeto y lo centrífugo.Por ejemplo, si escucho opiniones políticas céntricas, centristas y centradas hay casi unanimidad con respecto al acuerdo entre el PP y el PSOE: tú eres piedra y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Pero si escucho opiniones periféricas, el acuerdo mayoritariamente es considerado como un Juramento de Santa Gadea, como un recurso litúrgico y sólo superador de los desamores estratégicos del PP y el PSOE y nada aporta a la lucha contra ETA y nada añade a lo que la conciencia social española debería haber aprendido de 30 años de coexistencia con los etarras. Otras lecturas van más allá e interpretan la homilía como un elemento implicador en la operación de acoso y derribo al PNV de Arzalluz y no al de Mérimée y no al de Mérimée. Es decir, el acuerdo se reduce a una declaración de principios preelectorales que tratan de dañar al PNV sin causar a ETA ni un rasguño, porque los etarras van a lo suyo, a sus comandos exterminadores, cachorros posfranquistas provistos de una tecnología ciega, sorda y muda, no muy bien comprendida y contraatacada por un Gobierno que más que un ministro del Interior tiene un candidato a lehendakari.

Tal vez el problema de iluminación navideña denunciado por algunos barceloneses proceda de esta contaminación atmosférica llena de salpicaduras de sangres recientes y de ideas secas, preocupantes, porque ni siquiera han conseguido conservar el color verde como el trigo verde que suele aportar la metafísica.

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