Las tres comunidades de Bosnia-Herzegovina eligieron sin incidentes un nuevo Parlamento

Las huellas de la guerra siguen presentes entre serbios, croatas y musulmanes

Los 2,5 millones de ciudadanos de Bosnia-Herzegovina convocados ayer a las urnas en las terceras elecciones generales tras los acuerdos de Dayton de noviembre de 1995, que pusieron fin a tres años y medio de guerra, votaron sin incidentes para elegir un nuevo Parlamento. No obstante, las huellas de la guerra, no sólo las físicas, se palpan por doquier, con mayor o menor intensidad, tanto entre los serbios como en los croatas o los musulmanes bosnios. La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) calculó que más del 50% de los electores acudió a votar.

Pale, el pueblo ...

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Los 2,5 millones de ciudadanos de Bosnia-Herzegovina convocados ayer a las urnas en las terceras elecciones generales tras los acuerdos de Dayton de noviembre de 1995, que pusieron fin a tres años y medio de guerra, votaron sin incidentes para elegir un nuevo Parlamento. No obstante, las huellas de la guerra, no sólo las físicas, se palpan por doquier, con mayor o menor intensidad, tanto entre los serbios como en los croatas o los musulmanes bosnios. La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) calculó que más del 50% de los electores acudió a votar.

Pale, el pueblo convertido en capital de los serbios durante la guerra, se encuentra a sólo 30 kilómetros al suroeste de Sarajevo. La carretera general, que une a las dos ciudades en media hora, está cortada por desprendimientos desde hace meses. Para llegar a Pale desde Sarajevo se necesita recorrer una carreterucha que obliga a hacer virguerías al volante para evitar a los coches que vienen en dirección contraria.En Bosnia-Herzegovina las heridas de la guerra permanecen a flor de piel. Mirjana, una mujer serbia soltera de unos 50 años, que hacía autoestop al borde del camino, explica que estudió economía en Sarajevo, donde trabajaba antes de la guerra. Ahora vive en Sokolac y trabaja a 25 kilómetros en Pale, donde gana 200 marcos al mes (17.000 pesetas). Relata Mirjana que el 17 de julio de 1992, unos tres meses después del comienzo de la guerra, en una redada se llevaron a su hermano, ingeniero, casado y con dos hijos. A los seis meses, el hermano murió en la cárcel de pulmonía: "Pesaba 39 kilos y el cuerpo mostraba huellas de golpes". Su cuñada murió poco después de cáncer de mama, y Mirjana se hizo cargo de sus dos sobrinos hoy crecidos.

Mirjana ha recuperado su casa en Sarajevo, pero no quiere volver allí, ni tampoco venderla. Su familia vivía en Sarajevo desde hace 400 años. Ahora, Mirjana, que trabaja también para una organización humanitaria y gana un poco más para añadir a su exiguo salario, declara que votará por el Partido del Progreso Democrático (PDP) del economista Mladen Ivanic. Se trata de un partido nacionalista moderado. Mirjana dice que lo vota por coincidir con las ideas económicas de Ivanic. En la Repúblia Serbia de Bosnia-Herzegovina se espera que triunfe el Partido Democrático Serbio (SDS), fundado por el psiquiatra Radovan Karadzic, buscado por el Tribunal de La Haya por crímenes de guerra. En Pale vive la esposa de Karadzic Ljiljana, que trabaja como neuróloga en el hospital. La economista Mirjana afirma que los serbios están divididos en su juicio sobre Karadzic, pero ninguno lo delataría: "Fue nuestro líder durante la guerra. Era el líder de un pueblo y cometió errores, como también los cometió la comunidad internacional".

En Vogosca, una ciudad satélite a cinco kilómteros de Sarajevo, votaban ayer los refugiados de la ciudad mártir de Srebrenica, donde los serbios mataron en julio de 1995 a unos ocho mil bosnios musulmanes. Los refugiados de Srebrenica, mujeres en su mayoría, viven hoy en casas abandonadas por los serbios en Vogosca. A última hora de la tarde hacían colas para votar en una escuela de la ciudad. Muchas mujeres llevaban el pelo cubierto. No Tidza, una mujer de 37 años que trabaja en las oficinas de la seguridad social como empleada administrativa y gana 300 marcos al mes (algo más de 25.000 pesetas).

Explica Tidza que en la matanza de Srebrenica perdió a dos hermanos varones, dos primos y dos primas. La madre murió de un ataque al corazón al recibir la noticia de la muerte de sus dos hijos. Otros dos hermanos se salvaron por encontrarse en Sarajevo cuando ocurrió la matanza. Tidza asegura que, en la situación actual, no volvería a Srebrenica: "No hay tolerancia y está allí la gente que participó en los crímenes de guerra. Tengo una fobia irracional y no puedo volver allí, aunque quisiera hacerlo para visitar la tumba de mi padre, que murió antes de la guerra. No puedo hacerlo, porque no me fío de las autoridades que mandan allí, que son criminales de guerra". Asegura Tidza que es preciso votar "si queremos mejorar. Si no participamos, nada cambiará". Votó "por un partido moderado, que no cree más divisiones".

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