Goles para una reconciliación

Diego Tristán arrastra el peso habitual de los fichajes multimillonarios. El Deportivo pagó por él 2.500 millones de pesetas, lo que le convirtió en la adquisición más costosa de la historia del club, un dato, además, especialmente llamativo tratándose de un jugador nacional. La afición esperaba mucho de él y pronto dio muestras de sentirse defraudada. Su indolencia y su propensión a quitarse de en medio irritaban demasiado a la grada, que le castigó con más de un concierto de silbidos. Hasta Irureta parecía preferir la combatividad de Pandiani. Sin embargo, anoche el entrenador le otorgó el p...

Diego Tristán arrastra el peso habitual de los fichajes multimillonarios. El Deportivo pagó por él 2.500 millones de pesetas, lo que le convirtió en la adquisición más costosa de la historia del club, un dato, además, especialmente llamativo tratándose de un jugador nacional. La afición esperaba mucho de él y pronto dio muestras de sentirse defraudada. Su indolencia y su propensión a quitarse de en medio irritaban demasiado a la grada, que le castigó con más de un concierto de silbidos. Hasta Irureta parecía preferir la combatividad de Pandiani. Sin embargo, anoche el entrenador le otorgó el premio de retirarlo en el tramo final del choque, y Riazor se puso a sus pies. La reconciliación se había logrado al fin.En realidad, empezó hace 10 días, cuando Tristán metió tres goles al Las Palmas en una gran noche. Hasta ese momento, un excelente tanto frente al Barcelona, arrancando desde los tres cuartos del campo y regateando a varios defensas, había sido el único asomo de la calidad que se le suponía. Anoche, Tristán logró la consagración definitiva con otros dos tantos propios de un goleador de excepción: dos remates sin parar la pelota, secos y colocados al lugar donde el portero no puede llegar. Riazor se rindió y empezó a pensar que la inversión no ha sido en balde.