Tres filólogos filman un 'corto' ambientado en la Universidad de Cádiz

En dos noches. Una cámara de vídeo VHS de andar por casa. 10.000 pesetas a escote. Sazonar con mucha imaginación y cocinar con esmero. Ésta ha sido la receta con la que tres amantes del cine, antiguos alumnos de la Facultad de Letras de Cádiz, han realizado su primer corto. El invento ha sido bautizado como El sistema y será estrenado a mediados del presente mes de noviembre en el mismo edificio universitario; sin alfombra roja ni flasees, pero por todo lo alto.Desde que se conocieron en alguna clase, Manuel Ortega, Álvaro de Cózar y Daniel Muñoz (actualmente en Inglaterra), de edades c...

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En dos noches. Una cámara de vídeo VHS de andar por casa. 10.000 pesetas a escote. Sazonar con mucha imaginación y cocinar con esmero. Ésta ha sido la receta con la que tres amantes del cine, antiguos alumnos de la Facultad de Letras de Cádiz, han realizado su primer corto. El invento ha sido bautizado como El sistema y será estrenado a mediados del presente mes de noviembre en el mismo edificio universitario; sin alfombra roja ni flasees, pero por todo lo alto.Desde que se conocieron en alguna clase, Manuel Ortega, Álvaro de Cózar y Daniel Muñoz (actualmente en Inglaterra), de edades comprendidas entre los 23 y 25 años, andaban dándole vueltas a la idea de crear una fábrica de guiones. El único problema era que la mayor parte de los proyectos a los que iban dando forma resultaban inviables, salvo que Spielberg o Andrés Vicente Gómez se fijaran en ellos y apostaran una buena suma de dinero. "Tenemos que bajar el listón", se dijeron entonces.

La idea llegó de la forma más inesperada. "Oímos al crítico radiofónico Carlos Pumares poniendo a parir The Blair witch project y nos pusimos manos a la obra", recuerda Ortega. El argumento estaba apenas esbozado: un vigilante con cierto instinto asesino ve cómo una pareja de enamorados, cada noche, se cuela en los lavabos de la Facultad para dar rienda suelta a su pasión, hasta que decide jugar a la cacería con ellos. Al final se le va la mano y todo acaba en un charco de sangre.

En el resultado final, dicen los autores, "no hay ninguna escena gore". "Sólo queríamos explicar que la Universidad puede convertirse en algo terrorífico", argumentan los realizadores.

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