Los 'busquimanos' convierten Barbate en una ciudad sin ley

El orden natural de las cosas se ha invertido en Barbate, por donde el hachís entra en sus playas con total impunidad: no es la Guardia Civil quien persigue a los delincuentes, sino al revés. La ley tiene un valor relativo en este pueblo costero de 22.000 habitantes, situado a mitad de camino entre Cádiz y Tarifa. La población fue testigo de cómo medio centenar de adolescentes asaltó las dependencias de la policía local para rescatar a un joven que había sido detenido por circular sin carné. Hace un mes, el 24 de septiembre, falleció un policía local, Diego Pérez, por atreverse a hacer un cont...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El orden natural de las cosas se ha invertido en Barbate, por donde el hachís entra en sus playas con total impunidad: no es la Guardia Civil quien persigue a los delincuentes, sino al revés. La ley tiene un valor relativo en este pueblo costero de 22.000 habitantes, situado a mitad de camino entre Cádiz y Tarifa. La población fue testigo de cómo medio centenar de adolescentes asaltó las dependencias de la policía local para rescatar a un joven que había sido detenido por circular sin carné. Hace un mes, el 24 de septiembre, falleció un policía local, Diego Pérez, por atreverse a hacer un control en el casco urbano: rápidamente fue rodeado y golpeado. La causa última de su muerte fue un infarto, pero la autopsia desveló que tenía el bazo roto y el hígado afectado de los golpes que había recibido. La Guardia Civil, 14 de cuyos 30 componentes han pedido el traslado, fue rodeada y apedreada el pasado 27 de junio tras hacerse con un alijo en la playa. Sí, hay anécdotas sorprendentes en Barbate: los niños juegan en el colegio a policías y narcotraficantes. En una redacción escolar, un chaval escribe que quiere ser busquimano (una contracción de buscar a mano). Busquimano es el oficio más popular en este pueblo: son los que trabajan en el transporte de la droga. Van a la playa, cargan 50 kilos de hachís en el ciclomotor y la depositan en el punto convenido. Trabajo fácil y bien remunerado: en una noche se ganan 300.000 pesetas.La situación ha llegado al punto que el Ministerio del Interior ha dado luz verde al envío de una dotación de 18 hombres de los grupos especiales de la Guardia Civil. Llegaron el pasado fin de semana y permanecerán en la ciudad con carácter indefinido. Se encontraron con una población asustada por el último episodio: el secuestro de tres muchachos por la mafia marroquí. Los jóvenes llegaron demasiado lejos y no entregaron la mercancía. Aparecieron a las pocas horas con algunas magulladuras y el miedo en el cuerpo. La actuación de Interior es la primera fase de un plan de choque. Pero lo primero es restablecer el imperio de la ley.

Más información

Barbate es como una isla al borde del Atlántico. Su vida mira al mar, rodeado por un parque natural y un campo de prácticas de la Armada. Es un pueblo de tradición casi exclusivamente pesquera que ahora se abre al turismo, que busca los bellos parajes de dos de sus pedanías, Caños de Meca y Zahara de los Atunes, donde hay que poner orden a las cerca de 1.500 viviendas ilegales que se han construido en los últimos tiempos. Hoy en día, en Barbate apenas hay atracos y el nivel de vida es alto. Es una manifestación de lo que se denomina el narcobienestar. "En este pueblo abren sus puertas el doble de sucursales bancarias que en Conil, cuando Conil tiene casi los mismos habitantes, más hoteles y urbanizaciones y mucha menos gente apuntada al paro", reconoce el subdelegado del Gobierno en Cádiz, Miguel Osuna.

La venta de ciclomotores alcanza cifras espectaculares, se adquieren al contado "porque aquí no se financia nada, no hay manera de ver una nómina ni de trabajar con financieras", reconoce un distribuidor. Han abierto sus tiendas de 24 horas y establecimientos de ropa de marca, sobre todo deportiva, donde los jóvenes busquimanos hacen sus compras compulsivamente con el dinero que llena sus bolsillos o sus relucientes tarjetas de crédito. Pero sólo hay un instituto, que trabaja en tres turnos y a duras penas: cuando no cortan el cable del teléfono, sellan con silicona algunas puertas, rompen los cristales o se escuchan algunos perdigonazos. Claro, están construyendo uno nuevo, pero la obra avanza con dificultad: desaparecen palés enteros de ladrillos, la valla metálica, un vigilante sufrió cuatro puntos de sutura en la cabeza. Cien familias del pueblo han decidido censar a sus hijos en Vejer de la Frontera, un pueblo vecino, para que estudien allí y no se contaminen del ambiente. Un mismo profesor de Vejer tiene empadronados en su propio domicilio a siete muchachos de Barbate.

"Estos chavales viven la cultura de la prepotencia, se ha mitificado la figura del narcotraficante, han perdido los valores. ¿Para qué van a estudiar o aprender un oficio que les permita ganar en un mes lo que ellos pueden ingresar en un día?", se pregunta el párroco, Antonio Troya, elegido presidente de la plataforma cívica que acaba de nacer en el pueblo. La mitad de la población se manifestó a finales de septiembre contra el narcotráfico. Entre ellos, los mismos comerciantes que ahora se benefician del dinero fácil. Muchos han comprendido que la situación se ha escapado de las manos: en las fiestas, un joven dio varios disparos al aire con su arma automática, la coca ha empezado a circular entre ellos (no quieren hachís, quieren la droga de los ricos), se han dado casos de muchachas de 16 años que se han prostituido. "Primero les dan dinero, les compran cosas y luego cortan el grifo: si quieren vivir así tienen que convertirse en sus amigas", dice Miguel Osuna. Son detalles que obligan a comprender que la situación ha alcanzado un punto peligroso. "Hay padres que no duermen cuando su hijo sale por la noche. No temen que no regrese. Tienen miedo a registrarle los bolsillos un día y encontrarle varios fajos de billetes", dice el alcalde, Juan Manuel de Jesús, 41 años, del Partido Popular, dispuesto a resistir las consecuencias que tendrá sobre la economía del pueblo una masiva intervención policial.

Los dueños de la calle son los busquimanos. Son ellos. Los jóvenes, con sus ciclomotores (una buena parte de los cuales circulan sin matrícula a la vista de todo el mundo), sus coches, sus móviles y sus miles de pesetas en los bolsillos. Todo empezó como una chiquillada, cuando acudían a la playa a buscar fardos de hachís que traía la marea, de alguna patera que se deshizo de la mercancía. El fardo recuperado se pagaba bien. Con el tiempo, ese trabajo se fue organizando. Primero, ayudando a las mafias españolas; ahora, trabajando para las marroquíes. "Los marroquíes se dieron cuenta de que el precio del hachís se multiplicaba por cinco nada más cruzar el Estrecho, así que decidieron ser ellos quienes lo terminaran vendiendo. Los españoles son ahora meros comisionistas: toman el hachís de la playa y lo llevan al punto convenido. De ahí la droga sube hacia el norte, para España o Europa. Son los marroquíes quienes les pagan", cuenta Miguel Osuna.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Los españoles forman sus redes para hacer ese trabajo. Y la base de esa red son los busquimanos. Su trabajo es sencillo: llega a la playa una embarcación con 1.500 kilos, 30 jóvenes cargan los fardos en sus ciclomotores y de desparraman por la penumbra. "Visto y no visto, en muy pocos minutos, la droga ha desaparecido de la playa", cuenta un policía local. Previamente, otros chavales habrán vigilado los movimientos de los guardia civiles. Cada vez que sale un coche patrulla, le sigue a distancia uno o varios ciclomotores. Con sus móviles irán avisando de sus movimientos. Si es necesario, una maniobra de diversión se ejecuta. Todo trabajo tiene su precio: vigilar a la Guardia Civil es estar "de punto". Son 100.000 pesetas. Sus edades están entre los 15 y los 22 años. "Podríamos hablar de unos 300 jóvenes dedicados a ello y unas 1.500 familias dependientes del narcotráfico", dice Miguel Osuna. Una proporción alta si se tiene en cuenta que 660 trabajadores cobran el subsidio de la flota pesquera, parada desde diciembre de 1999 por falta de un acuerdo con Marruecos. Y la pesca era la base de la economía de Barbate.

Desde hace un tiempo, cinco miembros de la policía judicial trabajan en Barbate. "Porque hemos decidido no obsesionarnos con los alijos, sino tratar de desentrañar las redes, que es lo realmente importante". La policía trabaja con la hipótesis de que en este pueblo operan seis redes de narcotraficantes. "Ellos reciben, almacenan y vigilan el transporte. La venta ya está organizada desde Marruecos", dicen fuentes policiales. En el historial de Barbate sólo consta la desarticulación de la red de Antón Vázquez, un hombre de 25 años, un capo local. "Quizás no era el más importante, sino el más tonto", dice un abogado. Todos conocían de sobra a Antón. Su inclinación por la ostentación era un auténtico insulto: gustaba de coches lujosos y últimamente se paseaba por el pueblo con un león. Precisamente uno de sus muchachos acaba de desaparecer en aguas del Estrecho. Fue a Marruecos en una lancha rápida con otra persona. Llamó por teléfono avisando de su regreso. Y todo lo que han encontrado es la lancha vacía en el mar. Un accidente sin explicación.

Las calles de Barbate viven una calma chicha estos días. Los busquimanos se cuidan de momento de hacer caballitos con sus motos, de circular por las aceras, de amenazar a quienes les reclamen un respeto. Están a la espera de cómo actúan los 18 guardias civiles enviados de refuerzo, que han puesto algunas multas y han retirado de la circulación algunas motos sin matrícula. No importa demasiado: nadie las reclama, adquieren una nueva. El almacén de la Policía Local está lleno y van a llevar 150 a la chatarrería para hacer hueco. Un joven acaba de recibir una orden ejecutiva por valor de 2.176.000 pesetas en multas. No tiene patrimonio, sabe que no le pueden embargar.

No hay recetas mágicas. Para eso es tarde. Quizás sea tarde también para rehabilitar a estos chicos que han extendido su campo de actuación a Conil y a Chiclana. ¿Quién les explica que es mejor ganar el dinero trabajando?

No hace mucho un alumno preguntó en clase a la profesora

-¿Cuánto gana un profesor en un año?

-Unos tres millones y medio -respondió.

La réplica no se hizo esperar:

-Eso lo gano yo en seis noches.

Archivado En