Cartas al director

"Te pillé"

Después de más de seiscientos mil kilómetros conducidos sin accidentes ni sanciones, hace unos días pude comprobar, en mi estima y mi bolsillo, que en la travesía de un pueblo abulense estaba estratégicamente situado un radar para que, una vez captado el exceso de velocidad, el encargado del "artilugio" comunicase por radioteléfono a otros dos compañeros la matrícula, color y modelo del vehículo infractor para que procediesen a imponer la pertinente sanción. No voy a discutir si el radar en cuestión está homologado o si cumple todos los requisitos necesarios para pillar in fraganti a lo...

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Después de más de seiscientos mil kilómetros conducidos sin accidentes ni sanciones, hace unos días pude comprobar, en mi estima y mi bolsillo, que en la travesía de un pueblo abulense estaba estratégicamente situado un radar para que, una vez captado el exceso de velocidad, el encargado del "artilugio" comunicase por radioteléfono a otros dos compañeros la matrícula, color y modelo del vehículo infractor para que procediesen a imponer la pertinente sanción. No voy a discutir si el radar en cuestión está homologado o si cumple todos los requisitos necesarios para pillar in fraganti a los conductores. Tampoco pongo en tela de juicio que, una vez cometida la falta, haya que hacer frente al pago correspondiente. Nada de eso. Lo que yo pongo en duda, porque carece de sentido, es el valor educativo del "te pillé" y la bondad de semejante método, ya que incluso ves con estupor que, mientras te están sancionando, pasan otros vehículos, posiblemente a mayor velocidad de la que tú ibas, que no pueden ser sancionados porque te están multando precisamente a ti.Quizá la mejor solución sea la tomada en otras travesías donde hay semáforos que se ponen en rojo y te obligan a aminorar la velocidad hasta parar, si es preciso. Además, seguramente la instalación y mantenimiento de este tipo de semáforos es más barato que el "aparatito de radiofrecuencia en cuestión" y todo lo que le rodea. No obstante, yo continuaré cumpliendo las normas como hasta el otro día, pondré mis cinco sentidos en las travesías urbanas, tengan o no semáforo, pero, por si acaso y siguiendo el ejemplo de santa Teresa junto a los "cuatro postes", sacudo mis sandalias y digo que de Ávila, "ni el polvo".- . .

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