Precariedad

Vivo en Huerta de Vero, un pequeño pueblo de la provincia de Huesca y, aunque no está abandonado, los que sí lo estamos somos sus habitantes.Los servicios que recibimos de las compañías eléctrica y telefónica son precarios. Cada vez que hay una tormenta, se corta la luz o se corta el teléfono.

Pero lo que es de juzgado de guardia es el asunto de Telefónica. Se da el caso de que el Ayuntamiento del pueblo compró hace poco un ordenador desde el que nos podíamos conectar a Internet; sin embargo, la calidad y rapidez de la conexión dejan mucho que desear. Además a Telefónica le tiene sin cu...

Vivo en Huerta de Vero, un pequeño pueblo de la provincia de Huesca y, aunque no está abandonado, los que sí lo estamos somos sus habitantes.Los servicios que recibimos de las compañías eléctrica y telefónica son precarios. Cada vez que hay una tormenta, se corta la luz o se corta el teléfono.

Pero lo que es de juzgado de guardia es el asunto de Telefónica. Se da el caso de que el Ayuntamiento del pueblo compró hace poco un ordenador desde el que nos podíamos conectar a Internet; sin embargo, la calidad y rapidez de la conexión dejan mucho que desear. Además a Telefónica le tiene sin cuidado que nos hayamos quedado sin línea diez veces en tan sólo un mes, y que, para muchos de los que vivimos aquí, el teléfono sea una herramienta de trabajo. Ya hace tiempo que les decimos que deberían cambiar una caja que está adosada a mi fachada, y no lo hacen vaya usted a saber por qué, no creo que sea por los gastos. Por ello, hemos reclamado repetidas veces, diciéndoles que el servicio es lamentable, pero nos ignoran. Por lo visto, somos clientes (nos envían la factura y pretenden que les sea pagada), aunque no usuarios.

No es extraño que la gente se vea obligada a abandonar los pueblos, uno no puede trabajar en iguales condiciones que en una ciudad si cada dos por tres depende del correcto funcionamiento de la luz o del teléfono.- . .