Milosevic califica al Gobierno de Montenegro de "caniche de Occidente, fiel a la voz de sus amos"

El presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, intervino ayer en un mitin electoral ante unos 20.000 apasionados seguidores en la ciudad de Berane, al noreste de Montenegro, la república menor de Yugoslavia, que el jerarca del régimen de Belgrado no pisaba desde hacía años. Milosevic aprovechó su discurso, que sólo duró 11 minutos, para atacar al Gobierno de Montenegro, al que calificó de "caniche de Occidente, fiel a la voz de sus amos". Berane y sus alrededores estaban casi tomados por efectivos de policía militar del Ejército de Yugoslavia y numerosos policías serbios.

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El presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, intervino ayer en un mitin electoral ante unos 20.000 apasionados seguidores en la ciudad de Berane, al noreste de Montenegro, la república menor de Yugoslavia, que el jerarca del régimen de Belgrado no pisaba desde hacía años. Milosevic aprovechó su discurso, que sólo duró 11 minutos, para atacar al Gobierno de Montenegro, al que calificó de "caniche de Occidente, fiel a la voz de sus amos". Berane y sus alrededores estaban casi tomados por efectivos de policía militar del Ejército de Yugoslavia y numerosos policías serbios.

Para Milosevic, el mitin de ayer en Berane era como jugar un partido en casa. Sus padres eran montenegrinos, nacidos cerca de Berane. Allí se encuentra sepultado su padre, un pope ortodoxo que se suicidó. No obstante, ni los más viejos del lugar recordaban una visita del presidente a la menor de las dos repúblicas que quedan de Yugoslavia. Dos veteranos periodistas de Belgrado, que cubrían ayer el mitin, remontaban a 1991 su última visita, "cuando todavía existía Yugoslavia". Uno de ellos precisó: "En 1996 estuvo aquí con motivo de unas maniobras militares".El Gobierno prooccidental de Montenegro había incluso amenazado, hace meses, con entregar a Milosevic al Tribunal penal de crímenes de guerra de La Haya, "siempre que esto no suponga violencia". El intento de detener a Milosevic ayer en Montenegro habría desencadenado, sin duda, un enfrentamiento armado entre la policía especial montenegrina, vestidos de negro y armados con metralletas, y la policía militar del Ejército de Yugosalvia y varios cientos de policías serbios, que, también provistos de armas automáticas, controlaban la seguridad de los alrededores de Berane e incluso regulaban el tráfico, como si estuviesen en su propia casa.

Las calles de Berane presentaban un aspecto festivo, con gente sentada en los cafés que seguía en la televisión, a través de Eurosport, la retransmisión de los Juegos Olímpicos, en los que participa Yugoslavia con atletas serbios y montenegrinos. Por las calles se palpaba el clima de división de la población de Montenegro, entre proserbios partidarios de Milosevic y los seguidores del Gobierno proocidental de Milo Djukanovic. La capital, Podgorica, aparece llena de carteles que invitan a la abstención en las elecciones presidenciales y legislativas del domingo. Berane, feudo del opositor Partido Socialista Popular (SNP), una sucursal de Milosevic en Montenegro, aparecía cubierta con pasquines con la foto del hombre fuerte de Belgrado y del primer ministro de Yugoslavia, Momir Bulatovic, dirigente del SNP montenegrino.

El mitin se celebró sobre la pista de un aeródromo militar. A pesar del despliegue policial en torno a Berane, las medidas de seguridad en el mitin no eran excesivas. Milosevic llegó con sólo 12 minutos de retraso. El público, que llegó en autobuses y coches particulares de todo Montenegro, se animaba con discos de música de bakalao serbia y de canciones patrióticas que hablaban de Kosovo. "¿Quién puede arrancar a Kosovo de mi alma", se preguntaba un cantante, que añadía: "Serbia volverá a la guerra, para no ser esclava".

Los 20.000 asistentes -que la agencia oficial Tanjug multiplicó por cinco y la independiente Beta redujo a 15.000- coreaban "Slobo, Slobo" y "Yu-gos-la-via", cuando apareció su líder. Le recibieron con una garrafa de rakia, de la que bebió, con pan y sal, según la costumbre tradicional de la región. Llegó Milosevic acompañado por tres ministros de su gabinete, que, tal vez no sea casualidad, pertenecen al partido marxista Izquierda Unida Yugoslava (JUL) de su esposa, Mira Markovic, y del dirigente del SNP montenegrino Momir Bulatovic.

El orador telonero habló un cuarto de hora para atacar a la OTAN y condenar la agresión contra Yugoslavia. Siguió Bulatovic, que leyó un texto con tono aburrido y monocorde durante cinco minutos y calificó de "funcionarios de la OTAN" al Gobierno montenegrino. A continuación, Milosevic también leyó su texto, un discurso sin florituras oratorias ni mucho contenido en el que no mencionó a Kosovo, ni a la oposición, ni a su contrincante Vojislav Kostunica, a quien los sondeos conceden gran ventaja en la elección presidencial del domingo. Se limitó a atacar al Gobierno de Montenegro sin mencionar el nombre del presidente Djukanovic, aunque las referencias eran evidentes. Se preguntó Milosevic: "¿De qué les vale a los serbios y montenegrinos haber sido gigantes tantas veces, si aún aparecen conejos, ratas y hienas que quieren convertir a su pueblo gigante en un caniche con el que se puede entretener su amo extranjero cuando se aburre?". También acusó Milosevic de corrupción al Gobierno de Montenegro, chantajeado por Occidente: "Para ellos, chantajear a los políticos, conducidos a propósito a la condición de ladrones, es una medida fácil y probada para conseguir una lealtad perruna", aseguró.

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