Entrevista:LUIS CARLOS ROMEAENCARGADO DE SEGURIDAD

"Antes, al responsable de seguridad se le veía como a un espía"

Luis Carlos Romea, responsable de seguridad de la refinería de La Rábida, perteneciente al grupo CEPSA, una factoría emblemática del Polo Químico de Huelva, casi vive con un extintor de fuegos bajo el brazo. De él depende la seguridad de unos 1.000 operarios que cada día trabajan entre enormes depósitos de petróleo. Tiene Luis Carlos Romea un lema para prevenir percances: "Formación, formación y formación".Pregunta. En esta factoría realizan ejercicios prácticos contra el fuego desde el director hasta las secretarias, ¿es así?

Respuesta. Todos los trabajadores, incluidos l...

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Luis Carlos Romea, responsable de seguridad de la refinería de La Rábida, perteneciente al grupo CEPSA, una factoría emblemática del Polo Químico de Huelva, casi vive con un extintor de fuegos bajo el brazo. De él depende la seguridad de unos 1.000 operarios que cada día trabajan entre enormes depósitos de petróleo. Tiene Luis Carlos Romea un lema para prevenir percances: "Formación, formación y formación".Pregunta. En esta factoría realizan ejercicios prácticos contra el fuego desde el director hasta las secretarias, ¿es así?

Respuesta. Todos los trabajadores, incluidos los que usted ha mencionado, desarrollan cinco ejercicios obligatorios de defensa y lucha contra incendios cada año. Apagan fuegos en un campo que tenemos preparado, con agua, espuma y extintores. Aquí todo el mundo sabe enfrentarse a las llamas, porque les hemos enseñado a perder el miedo al fuego.

P. ¿En qué medida es importante la formación para enfrentarse a un siniestro?

R. Se trata de algo clave porque, por ejemplo, si coge una manguera alguien que desconoce su funcionamiento, estorba. En esta refinería hubo un importante incendio en abril de 1993 que, al final, quedó en daños materiales, afortunadamente. No nos costó ningún esfuerzo que la gente se acercara al fuego para apagarlo, sino retirarla. Tuvimos que ir repartiendo las funciones para no castigar a todo el mundo y disponer de un repuesto desahogado.

P. Usted también se ocupa del control de posibles accidentes laborales, ¿hay una cultura preventiva entre los trabajadores a su cargo?

R. Al principio resultó difícil, pero la mentalidad de la gente ha cambiado. Hace años, a la persona encargada de la seguridad en la fábrica se le miraba como alguien represivo, como a un espía. Parecía que estábamos a la caza y captura de quien cometiera algún fallo. Ya no. Nosotros sólo pretendemos colaborar con aquellos compañeros que, por cualquier circunstancia, tienen algún vicio en su actuación.

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P. Durante muchos días al mes, tienen que estar permanentemente localizables.

R. Desde el director hasta los de mantenimiento han de estar periódicamente de guardia para tener una presencia rápida en la fábrica si hay algún accidente.

P. ¿No aspira en algún momento a un trabajo distinto, sin el desasosiego de su labor en el Polo Químico?

R. A veces me pregunto si sería capaz de hacer otra cosa. Cuando estoy de guardia me meto en la cama y no sé si el teléfono sonará a las tres o las cuatro de la madrugada para reclamar mi presencia en la fábrica. El riesgo me da vida.

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