VUELTA 2000 14ª etapaCORRESPONSAL EN EL PELOTÓN

Tarta para cenar

He venido a casa, a los Lagos. La llegada más mítica de Asturias en la Vuelta. Esto es especial. Empieza como todas, con todo el mundo queriendo entrar en la escapada. Se ha tardado mucho, más que otros días, en formarse un grupo grande.En cuanto he visto la niebla me han entrado buenas sensaciones. Pero sabía que cambiaría. En realidad, era bruma que bordeaba la costa. Arriba nos esperaba el sol. Me ha llegado un italiano, Moreni, que quería saber la predicción.

-¡Rubiera! ¿Lloverá hoy?

-No, no. Hoy es día de sol y calor.

Ha empezado el puerto, y nos ha tocado trabajar. E...

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He venido a casa, a los Lagos. La llegada más mítica de Asturias en la Vuelta. Esto es especial. Empieza como todas, con todo el mundo queriendo entrar en la escapada. Se ha tardado mucho, más que otros días, en formarse un grupo grande.En cuanto he visto la niebla me han entrado buenas sensaciones. Pero sabía que cambiaría. En realidad, era bruma que bordeaba la costa. Arriba nos esperaba el sol. Me ha llegado un italiano, Moreni, que quería saber la predicción.

-¡Rubiera! ¿Lloverá hoy?

-No, no. Hoy es día de sol y calor.

Ha empezado el puerto, y nos ha tocado trabajar. En menos de un kilómetro hemos subido con tanta violencia que el pelotón se ha quedado en 15 corredores. Roberto ha atacado, y se ha ido solo. Yo no me he encontrado bien. Al final, he salvado el día.

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Después, al acabar la etapa, hemos bajado en bicicleta al hotel. En estos casos, se va más rápido que en coche. Teníamos tanta sed que Gutiérrez y yo, al llegar a la altura de unos aficionados, les hemos cambiado la gorra por una botella de agua.

Por cierto, no sé nada de mi casco. Hoy no lo he necesitado. Hacía mucho calor y humedad. Como yo, iba el 75 u 80% de los corredores. Al seguir bajando el puerto, nos hemos encontrado también con dos ciclistas profesionales (César Soláun y Quintino Rodríguez) vestidos de calle. No es habitual.

Hoy nos espera buena fiesta en el hotel, rodeados de periodistas, y con celebración en la mesa. Un pastelero de Cangas, al que sólo conozco de haberme parado en su local alguna vez para repostar mientras me entrenaba, nos ha traído una tarta enorme.

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