Tribuna:

Una pancarta

Tenemos una bomba debajo de la falda. Aunque me tienta la alta temperatura que anuncia el otoño político andaluz no voy a escribir del asunto porque tengo mi voluntad concentrada en el miedo al Tireless. El Tireless, ya saben, es un pedazo de submarino nuclear que nos han colocado entre las piernas, es decir en Gibraltar, el gobierno británico con el consentimiento del Gobierno español. Llegó con una fuga en la refrigeración de su reactor, avería inquietante que en contra de su propia teoría, repara ahí, debajo de nuestra falda, la Marina británica, aunque tiene establecido que s...

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Tenemos una bomba debajo de la falda. Aunque me tienta la alta temperatura que anuncia el otoño político andaluz no voy a escribir del asunto porque tengo mi voluntad concentrada en el miedo al Tireless. El Tireless, ya saben, es un pedazo de submarino nuclear que nos han colocado entre las piernas, es decir en Gibraltar, el gobierno británico con el consentimiento del Gobierno español. Llegó con una fuga en la refrigeración de su reactor, avería inquietante que en contra de su propia teoría, repara ahí, debajo de nuestra falda, la Marina británica, aunque tiene establecido que sus submarinos nucleares no atraquen en puertos Z, caso del de Gibraltar, más que para descansar sus tripulantes o para que el público los visite, que también son ganas.Bien, pues el Tireless llegó roto y para quedarse, a pesar de que la Marina británica también tiene expresamente prometido que en puertos como el de Gibraltar no se permitiría la entrada de un submarino con un reactor averiado. Nada es verdad ni mentira sino según el tamaño de la avería y lo cerca que se esté de un gobierno consentidor. El Gobierno español ha dicho, bajito y por decir algo, que sería "deseable" que el submarino se reparara en el Reino Unido. Dicho lo cual consiente que eso no ocurra y a otra cosa, aunque el submarino, se quiera o no, amenace la tranquilidad de los habitantes tanto de la roca como del Campo de Gibraltar y de toda Andalucía.

No es que yo haya venido alarmista de las vacaciones, es que para que las cosas no pasen lo mejor es no ponerse en situación y, además, como dice el presidente Chaves, "ningún país europeo hubiera aceptado la reparación de un submarino atómico de otro país en su propio territorio". Y dejó señalado lo de "propio territorio" porque para ver lo propio que es no hay más que ir andando desde La Línea hasta la roca a comprar galletas, aunque esto me parece que ya no lo hace nadie porque están carísimas y se encuentran en cualquier tienda de aquí mismo.

No sé si me sale muy nacionalista este final, pero lo que sí quiero es que me salga "muy pancarta" que reza: "Fuera el Tireless de Gibraltar". Aunque no sirva para nada, que conste la protesta.

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